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Muerte por Suicidio

La muerte por suicidio sucede cuando una persona se quita la vida de manera intencional. Usualmente la palabra “suicidio” genera una serie de emociones y pensamientos desagradables que se relacionan con el miedo, el desconocimiento, la mala interpretación o poca educación de la población.  Si observamos de manera real y compasiva la muerte por suicidio, ésta es causada o es el resultado de un sufrimiento psíquico o físico e intolerable en extremo, experimentado por una persona.

En Panamá las cifras de muertes por suicidio se muestran variables, pero en incremento. En el año 2019 se registraron un total de 174 muertes por suicidio, en el año 2020 se registraron 143 muertes por suicidio y en el año 2021 se registraron 196 muertes por suicidio, siendo la Provincia de Panamá la que mayores casos registrados tiene, seguida por la Provincia de Chiriquí. (1)

¿Cúales son algunos factores de riesgo para la muerte por suicidio?

La intensidad con la que una persona experimenta y vive algunos eventos y la incapacidad para afrontar estos eventos estresantes, son factores relacionados a la fatalidad.

Las experiencias asociadas a las muertes por suicidio con mayor evidencia son los trastornos mentales, en particular la depresión, las rupturas de relaciones, los factores económicos y el dolor experimentado por enfermedades crónicas. Adicionalmente, se ha identificado que vivir conflictos, catástrofes, violencia física y sexual, perdida de seres queridos y aislamiento, generan conductas que llevan una intención suicida. Las personas que son parte de poblaciones discriminadas y vulnerables, migrantes, indígenas, la población LGBTIQ+; y los reclusos, también son consideradas como condiciones de riesgos para la muerte por suicidio.

¿Cómo nos afecta enfrentar una muerte por suicidio?

El impacto que tiene la muerte de una persona a la que estamos relacionada es variable, afecta integralmente nuestra funcionalidad y podemos vivirla de acuerdo al grado familiar o vínculo que desarrollamos con la persona que ya no está. Generalmente nos afecta emocional y mentalmente, puede afectar nuestra salud física, al igual que nuestra dinámica social y condiciones económicas.

Enfrentar la muerte por suicidio de una persona a la que estamos relacionadas puede incrementar la carga emocional de los efectos antes mencionados y adicionar consecuencias aún más desagradables. Podemos generar memorias traumáticas y enfrentar sus síntomas, puede deteriorar hasta destruir la dinámica de una familia, el riesgo del deterioro de nuestra salud física y mental se eleva. También puede escalar de manera generacional con una creencia poco funcional y es considerado un factor de riesgo de muerte por suicidio, entre las personas que están vinculadas a la persona que murió.

Sin duda alguna la afectación es mucho más severa y el estigma que le acompaña tiene una mayor carga de estrés sobre el duelo que experimenta la familia, amigos o conocidos que pierden a una persona bajo estas circunstancias.

¿Cómo identificamos que alguien está en riesgo de morir por suicidio?

El deterioro en el funcionamiento habitual de una persona, es indiscutiblemente una señal de alerta, sin embargo, no siempre se comunica directa o externamente. Toma nota de algunas señales de advertencia de riesgo (2):

  • Amenazar con lastimarse o matarse, o hablar de querer lastimarse o matarse (riesgo alto).
  • Buscar acceso a pastillas, armas de fuego, pesticidas, armas blancas entre otros (riesgo alto).
  • Hablar o escribir sobre la muerte o el suicidio, fuera de lo ordinario (riesgo alto).
  • Aumento del consumo de sustancias (alcohol o drogas).
  • Expresar falta de razón o de propósito en la vida.
  • Ansiedad, agitación, incapacidad para dormir o dormir todo el tiempo.
  • Sentirse atrapado, como si no hubiera salida.
  • Desesperación.
  • Aislamiento de los amigos, la familia y la sociedad.
  • Rabia, ira descontrolada, búsqueda de venganza.
  • Actuar imprudentemente o participar en actividades riesgosas, aparentemente sin pensar.
  • Cambios de humor dramáticos.
  • Regalar posesiones preciadas o buscar cuidado a largo plazo para mascotas.

¿Qué podemos hacer para prevenir las muertes por suicidio?

La atención de profesionales de la salud es una intervención determinante en la prevención de muertes por suicidio, trabaja sobre los síntomas / factores de riesgos y al mismo tiempo provee herramientas a la persona que se encuentra en riegos y muchas veces de requerirlo, a las personas que le rodean.

Si conoces a alguien que presenta comportamientos de riesgo, toma en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Anímalo a buscar ayuda profesional.
  • Mantente en comunicación constante con la persona en riesgo.
  • Válida sus sentimientos.
  • Propón tiempo para actividades fuera del ambiente cotidiano de la persona.
  • Escucha con atención.
  • Evita minimizar las experiencias, emociones o dificultades que exprese la persona.
  • Recuérdale sus fortalezas y lo valioso que es.
  • Expresa lo importante que es en tu vida y en la vida de otras personas.

¿Hablar sobre las muertes por suicidio incrementan el riesgo?

¡Es un mito! Hablar sobre las muertes por suicidio no incrementa el riesgo, ni planta ideas en la cabeza de una persona en riesgo; muy al contrario, hablar sobre el tema nos permite propiciar un espacio para que aquellas personas que están riesgo, se atrevan a hablar de lo que están atravesando y pedir ayuda sin le vergüenza o el estigma que rodea el tema.

Recordarle que no están solo es una responsabilidad de todos.

 

Escrito por: Ericka Camaño – Psicóloga / Terapeuta EMDR

  • Fuente: Centro de Estadísticas, Ministerio Público de Panamá/ Unidades de Homicidios Ministerio Público.
  • Fuente: American Association of Suicidology
Terapia EMDR

¿Qué es la terapia EMDR?

Cuando hablamos de terapias que aborden el trauma, el apego y la disociación, es imposible no hablar de la terapia EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing). Conozcamos un poco sobre EMDR…

La terapia EMDR fue fundada por Francine Shapiro, quien descubre y prueba con múltiples estudios, los efectos de la desensibilización a través del movimiento ocular espontáneo.

Es un tratamiento que integra las vertientes del pasado, el presente y el futuro. Consiste en 8 fases y utiliza la atención dual o estimulación bilateral, tales como: los movimientos oculares, toques o tonos auditivos. Está basada en procedimientos estandarizados, guiados por un modelo llamado Sistema de Procesamiento de la Información a Estados Adaptativos (SPIA).

Es compatible con las principales orientaciones psicoterapéuticas y es utilizada para tratar experiencias adversas que contribuyen a los problemas de la vida diaria.

Los mecanismos detrás de la terapia EMDR

Terapia EMDRSu principal objetivo es reducir la perturbación subjetiva. Así como fortalecer las creencias adaptativas relacionadas con los eventos o experiencias que se han guardado en nuestra memoria de una manera inadecuada.

Cuando una memoria es procesada de manera exitosa (ya sea positiva o negativa), se almacena en nuestro cerebro de manera adaptativa. Además, se integra con otras experiencias similares sobre sí mismo y otros. Posteriormente generan conclusiones que interpretan el presente.

Cuando una memoria no es procesada adecuadamente debido a condiciones adversas, son almacenadas desadaptativamente. Recordemos que cuando vivimos una experiencia es a través de todos nuestros sentidos. Estas memorias o experiencias no adaptadas generan conclusiones o creencias inadecuadas, que posteriormente generan una respuesta desadaptada en el presente.

¿Cómo funciona la terapia EMDR?

A través de la terapia EMDR accedemos a estas redes de memorias traumáticas o desadaptadas para re-procesarlas, neutralizarlas o desensibilizarlas. Todo esto para poder integrarlas efectivamente junto a otras experiencias similares. Lo útil es almacenado y queda disponible para que la persona interprete experiencias futuras con todos sus componentes desde otra perspectiva, una más positiva, más adaptada.

Esto es fundamental porque las redes de memorias funcionales, son la base del aprendizaje, de la autoestima y otros recursos o conductas positivas. Al igual que las redes de memorias disfuncionales, son la base de la patología, patrones negativos, afectos, sensaciones corporales y creencias distorsionadas acerca de uno mismo y del entorno.

Indicaciones de la terapia EMDR

La terapia EMDR es considerada un tratamiento de nivel “A” recomendado por la Organización Mundial de la Salud para el trauma simple y complejo en niños, adolescentes y adultos. Es uno de los tres únicos métodos recomendados para el tratamiento de víctimas del terror. Sumado a esto, aborda el tratamiento exitoso de condiciones como:

  • fobias
  • trastorno de pánico
  • trastorno de ansiedad generalizada
  • depresión
  • trastornos del apego
  • problemas de conducta y autoestima
  • trastorno dismórfico corporal
  • disfunción sexual
  • pedofilia
  • trastornos psicóticos
  • dolor crónico
  • dolor del miembro fantasma
  • síntomas físicos sin explicación médica.

¿Quién es idóneo para aplicar la terapia EMDR?

Únicamente profesionales idóneos de salud mental formados en EMDR están capacitados para brindarte la terapia y acompañarte durante el proceso. El profesional formado en EMDR, requirió más de 150 horas de entrenamiento con expertos certificados por EMDR Iberoamérica. Ésta es la asociación regional que engloba a las asociaciones de diferentes países, reconocida por EMDR International Association, así que este punto es de suprema importancia.

Puedo resumirlo como una terapia que te brinda la posibilidad de reconocer y procesar esas memorias o experiencias que generan respuestas desagradables en tu presente. Su proceso es altamente enriquecedor y tiene un impacto directo sobre la percepción que tiene la persona del mundo. Piensa en la posibilidad de desensibilizar tus temores, de encontrar creencias negativas erróneas sobre ti y descartarlas. Aún más allá, en la oportunidad de fortalecer creencias positivas que te permitan construir una perspectiva diferente de ti mismo.

Texto escrito por: Ericka Camaño. Psicóloga y terapeuta EMDR.

Fuentes:

  • Instituto de Psicotrauma de Colombia, EMDR Iberoamérica.

Autosabotaje, ¿por protección o por temor?

Escrito por: STEPHANIE SMITH. Psicóloga.

¿Te ha pasado que estás con una persona o en una situación que te gusta muchísimo pero, de pronto, empiezas a hacer cosas que demuestran todo lo contrario a lo que sientes? Esto podría ser un autosabotaje. En este artículo, descubriremos si nos autosaboteamos por protección o por temor.

El autosabotaje y todas aquellas conductas que están relacionadas con él, son actos inconscientes que aparecen en los momentos que pueden suponer un gran cambio en la vida de las personas, sea del tipo que sea (Rovira, 2021). El autosabotaje está ligado a nuestro crecimiento; a nuestro deseo de salir de nuestra zona de confort. Sabemos que hacerlo no es nada fácil, por lo que nos resistimos a estas transiciones a través de distintas conductas que nos alejan de nuestro objetivo.

Lo cierto es que crecer duele. Y, a veces, no estamos listos(as) para ciertos cambios aunque lo deseamos con todo nuestro corazón. Entonces, ¿es normal autosabotearse? Sí, es una conducta muy humana.

¿Me autosaboteo?

Ahora que sabes que todas las personas nos autosaboteamos porque nos resistimos al cambio puede que te preguntes, ¿cuándo me saboteo? Usualmente, no nos damos cuenta, sin embargo hay algunas señales que podrían indicar que lo estamos haciendo. Veamos algunas:

  • Dificultades para manejar las emociones.
  • Dificultades para priorizar objetivos y metas.
  • Altas expectativas.
  • Creencias irracionales o limitantes.
  • Miedo al fracaso, al cambio.
  • Pánico por lo que pensarán los demás.
  • Deseos de cumplir expectativas de otros y no las propias.

¿Cómo podrían verse estas señales en el día a día?:

  • Te invitan a una reunión muy importante y, a último minuto, cancelas.
  • Te proponen una colaboración que has estado esperando, pero piensas decir que no porque consideras que no tienes lo que el otro “necesita”.
  • Sientes que no estás en el lugar o con la persona que quieres, pero decides quedarte ahí.
  • Hay algo que te desagrada de tu ambiente laboral, pero piensas que nadie te escuchará y no alzas tu voz.
  • Quieres ser más organizada(o) pero te cuesta ser constante.
  • Tratas de armar un proyecto genial, pero sientes que no es suficientemente bueno.

¿Te identificas con alguna de estas señales? Yo sí. Pienso que son parte de nuestra vida cotidiana. Nos cuesta mirarnos un poco más de cerca para cuestionarnos. ¿Te pasa que alguien más sí se da cuenta que haces estas conductas? ¿Cómo es tu reacción? ¿Lo niegas, lo aceptas, lo cuestionas, te alejas?

Tipos de autosabotaje

Pasemos a algo interesante. Existen distintos tipos de autosabotajes. Léelos con atención y piensa en las situaciones en las que has estado esta última semana, ¿te has saboteado en alguna? La idea de este ejercicio, es que podamos ser más conscientes la próxima vez que nos ocurra. Sanar no implica que algo no te vuelva a ocurrir, solo aprendemos otras herramientas para manejarlo.

Algunos tipos de autosabotaje:

  1. El procrastinador: Siente que siempre tiene tiempo y va alargando el tiempo de actuar, sintiendo altos niveles de ansiedad.
  2. El perfeccionista: Nada es “suficientemente bueno” para entregar, para decir, para hacer.
  3. El Síndrome del Impostor: Es sentir que nosotros mismos no somos suficientemente buenos para algo y tenemos miedo que otros descubran lo mismo.
  4. El “overthinker”: Piensa muchísimo en los distintos resultados, recursos, ideas que tiene sin poder plasmarlos en la realidad.
  5. El conformista: “Así soy”, “esto es lo que puedo ofrecer”. Se cierran a las otras posibilidades que podrían existir.

Ninguno de estos es “malo”, simplemente son maneras de hacer o no hacer las cosas que hemos aprendido. Pero, ¿adivina? Puedes cambiarlo si así lo deseas y te lo propones.

Estrategias para manejar el autosabotaje

Si llegaste hasta aquí quiero que sepas que ya eres un poquito más consciente que antes, ahora veamos qué otras herramientas puedes utilizar para bajarle un poco al autosabotaje:

  • Date permiso de reflexionar: ¿Me estoy autosaboteando? ¿Qué acción puedo hacer para hacer esto que quiero? ¿Qué me da miedo de esta situación?
  • Escucha cómo te hablas: La manera en la que llevamos nuestro diálogo interno podría estar causando que no avance. Te dices cosas como: “Es que tu no tienes lo que se necesita”; “probablemente, no les gustará tu idea”; “mejor quédate callada(a), seguro tu opinión no es relevante”. ¡Haz una pausa! Empieza con hablarte honesto, real y con amor.
  • Dale espacio a tus emociones: Conecta con cómo te estás sintiendo, ¿es agradable o desagradable? Está bien cualquier emoción que sientas, te está comunicando algo.
  • Escribe de qué manera actuarás: Ahora, pasemos a la acción. Anota qué paso darás ahora. No tiene que ser algo enorme, mejor da pequeños pasos para acercarte a lo que quieres.

Nos autosaboteamos por protección y por temor también. Al final, todo lo que pensamos nos ayuda a avanzar o no en lo que buscamos hacer.

Recuerda, no eres tus pensamientos, no eres tus conductas, eres mucho más. Eres una persona que tiene la capacidad de reestructurar sus pensamientos para acercarte más a tus metas. ¡Yo creo en ti!

 

Referencia bibliográfica:

  • Salvador, I. R. (2021, 28 marzo). Autosabotaje: causas, características y tipos. Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/autosabotaje
Resiliencia en niños

¿Cómo despertar la resiliencia en los niños?

Nuestra crianza, juega un papel determinante como puerta de acceso a darnos permiso de ser nosotros mismos en la vida adulta. Igualmente, nos ayuda a desarrollar caminos que nos funcionen como herramientas para enfrentar las situaciones. Una pregunta determinante es cómo podemos despertar resiliencia en los niños.

La resiliencia es la capacidad que tenemos los seres humanos de afrontar las situaciones difíciles, sobreponernos y adaptarnos a una nueva realidad. En este proceso de adaptación, hacemos uso de herramientas psíquicas internas para enfrentar lo que consideramos amenazante o desafiante.

¿Cómo se moviliza la resiliencia?

Resiliencia en niñosCada vez que hacemos uso de esta capacidad, potenciamos también nuestra flexibilidad cognitiva, siendo toda esta movilización, un gran evento interno que podemos cultivar desde edades tempranas en la crianza.

La flexibilidad cognitiva nos permite hacer contacto con posibilidades contrastantes sobre las situaciones, dándonos apertura a incluir alternativas a las problemáticas de la vida diaria. Para esto, la neuroplasticidad juega una pieza clave.

No puede haber nuevos caminos con alternativas produciendo resiliencia, sin neuro-plasticidad. Al solucionar problemas, generamos nuevas memorias de las experiencias estresantes, y, esa nueva representación, está sujeta a aprendizaje de nuevas estrategias.

La resiliencia está sujeta al gesto espontáneo en la niñez

El juego en los niños, es un escenario enriquecedor que puede dar paso a la espontaneidad. Al permitir que el niño o niña pueda encarar sus propias formas naturales de explorar o diseñar soluciones frente a la equivocación, se estará privilegiando su individualidad. Se promueve que pueda habilitar su potencial, curiosidad y creatividad que será el motor de creación de alternativas o soluciones en el futuro.

Una crianza en la cual a través de validación y contención, se permita que el niño o niña pueda expresarse espontáneamente, y equivocarse, brindará el impulso necesario para perpetuar un lienzo listo para impregnar caracterísitcas individuales.

Este ambiente facilitador de genuinidad fue descrito por el Dr. Donald Winnicott, psicoanalista que desarrolló la teoría del gesto espontáneo. El Dr. Winnicott describe que esta espontaneidad puede ofrecerse al niño o niña a través de dejar que explore y descubra el mundo sin cargar de importancia el cómo lo haga, es decir, que al enfrentar desafíos, no se le interfiera.

La resiliencia desde la crianza

Incorporar la idea de que independientemente del resultado de las exploraciones del niño o niña, obtendrá la validación sobre sus decisiones innatas, le proporcionará la confianza de que en él o ella podrá auto-encontrar un espacio seguro digno de ser, de mostrar a los demás, capaz de enfrentar y solucionar problemas.

Aprovechar la neuroplasticidad que brinda las edades tempranas para esta incorporación, puede ser una base sólida para desarrollar resiliencia antes y durante la adultez.

Acciones para despertar resiliencia en los niños

  • Permitir la equivocación: Despertará en el niño la necesidad de crear estrategias propias frente a los retos. A su vez, aumentará su confianza con respecto a cometer errores, que, en la adultez, le permitirá evitar invadir la ejecución de su desempeño con autoexigencia que puede nublar los caminos hacia la resiliencia.
  • Promover la curiosidad del niño: A través de presentarle temáticas u objetos con el objetivo de iniciar una conversación en donde se pueda indagar sus ideas. De esta forma, fomentaremos la capacidad creativa de construir nuevos panoramas.
  • Utilizar referencias de alternativas frente a las situaciones en las conversaciones de adultos: De esta forma, los niños/as percibirán como modelo, que sus cuidadores incluían posibles escenarios de vías alternas en las situaciones difíciles de forma indirecta e implícita.
  • Realizar actividades que permitan que los niños puedan ver una transición: Esto se hace con el objetivo de mostrar el cambio adaptativo de las situaciones, a través de animales, o conceptos dirigidos a la edad del niño. De esta manera, es importante considerar el cambio como punto focal.
  • Impulsar la opción de pedir ayuda: En el proceso de adaptación, la sensación de apoyo juega un papel importante. Además, nos posiciona como seres humanos que podemos tener permiso a ser vulnerables, recibir ayuda y encontrar nuevas vías de solución.
  • Empoderar al niño/a a tomar decisiones: Con el objetivo que puedan sentirse seguras/os de detectar lo que necesitan y llevarlo a la acción.
  • Transmitir seguridad: La autoconfianza es necesaria para sobreponerse a las situaciones difíciles. Adaptarse requiere de un proceso de reinvención sobre lo que se enfrenta. Esto dispone de energía interna que nos favorece que sea promovida desde sentirnos que somos nuestro propio espacio seguro.

Texto escrito por: Marjorie González. Psicóloga.

Ser fuertes

«Ser fuerte» y su alto costo emocional

Ser fuertesDesde pequeños, en muchas ocasiones al pasarnos algo desagradable, escuchábamos a nuestros cuidadores decir cosas como: “no pasa nada”, “no es para tanto”, “¡sacúdete!”. Veamos algunas consecuencias de “ser fuerte” todo el tiempo y su alto costo emocional.

Muchas personas hemos aprendido que “ser fuerte” implica: no llorar, hacer todo solos, no pedir ayuda, no aceptar nuestras emociones, no vivir duelos. ¿Esto es realmente alguien “fuerte”? He dudado mucho y más en estos últimos tiempos.

La pandemia ha dejado huellas profundas en la vida de muchos. ¿Cómo me “sacudo” esto? Yo pienso que no podemos, no como si fuese polvo.

“Ser fuertes” en tiempos difíciles

“No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción”, ¿has leído esta frase antes? Está por todas las redes sociales y puede confundirnos mucho cuando atravesamos tiempos difíciles.

Tienes muchas opciones para enfrentar las cosas que pasan por tu vida. Sin embargo, es importante que sepas que retener emociones y lágrimas puede tener consecuencias para nuestra salud emocional y mental. La profesora asistente de psiquiatría y psicología en la Universidad de Pittsburgh en Pennsylvania, Lauren Bylsma, explicó que los humanos son los únicos animales que lloran en la edad adulta y cuentan con lágrimas emocionales, las cuales pueden tener “funciones sociales más complejas para obtener el apoyo y el consuelo de los demás o para tener funciones comunicativas o de vinculación social” (Rogers, 2020).

Todo esto me lleva a pensar que, al contrario de lo que socialmente se piensa, “ser fuerte” es en realidad aceptar que está bien experimentar emociones difíciles, que está bien si necesitas ayuda, que está bien llorar.

Beneficios de llorar

Antes de contarte los múltiples beneficios de llorar, mencionaré el alto costo emocional de no hacerlo. Cuando no nos damos permiso de llorar podemos:

  • Somatizar nuestras emociones (reflejar en nuestro cuerpo el malestar en forma de resfriados, caída del cabello, comezón, dolor de estómago).
  • Aumentar la ansiedad y estrés.
  • Complejizar un duelo o situación.
  • Aumentar la sensación de ahogo y recurrir al aislamiento.

Sí, llorar no es placentero, sin embargo es un mecanismo que utiliza nuestro cuerpo para liberar tensión. Además, otros beneficios de llorar son:

  • Sensación de alivio.
  • Reduce la ansiedad y el estrés.
  • Nos ayudan a reorganizarnos internamente.
  • Aumentamos la empatía hacia nosotros.

No estoy promoviendo que lloremos todo el tiempo, solo que si queremos hacerlo podemos darnos el permiso y la oportunidad de ser vulnerables.

“Ser fuertes” desde la vulnerabilidad

Después de todo lo que leíste, ¿”ser fuerte” tiene otro significado? Para mí, definitivamente, sí. Ser fuerte para mí es tener el valor de ser vulnerables. La investigadora Brené Brown en su documental “La llamada de la valentía”, comparte que la vulnerabilidad es incertidumbre, riesgo y exposición emocional. Como la vida misma.

No todos los días sabemos cómo nos vamos a sentir, qué pensaremos o qué va a pasar, sin embargo nos levantamos decididos a vivirla. Hoy te invito a “ser fuerte” con vulnerabilidad, con amor y empatía hacia ti. Dándote permiso para llorar, sentir y florecer.

No tienes que siempre poder, no tienes que siempre querer y no tienes que hacer nada solo(a). El equipo de Vital Minds está contigo.

Texto escrito por: Stephanie Smith. Psicóloga.

Referencias:

Terapia psicológica

¿Cómo saber si estoy listo para ir a terapia?

Terapia psicológicaA lo largo de nuestra vida podemos identificar momentos en los que no hemos estado nada bien. Muchos nos hemos cuestionado sobre si necesitamos ayuda o no. Te has preguntado: ¿cómo saber si estoy listo para ir a terapia? Si lo has hecho, podría ser una buena señal. Podrías estar buscando un espacio de autocuidado diferente.

Según la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), la terapia o psicoterapia es un tratamiento de colaboración basado en la relación entre una persona y el psicólogo.

Las sesiones psicoterapéuticas de los adultos suelen utilizar el diálogo como base. Sin embargo, en niños y adolescentes son más frecuentes las evaluaciones psicológicas de lápiz y papel. Todo dependerá de lo que necesiten.

Aún existen muchos mitos alrededor de ir a terapia. Suele asociarse con enfermedad. La verdad es que la mayoría de las personas que van a terapia, no suelen tener un trastorno mental. Suelen reportar malestar emocionalmente significativo. Algunos síntomas, podrían estar interfiriendo con su vida diaria.

¿Cómo identifico si tengo un malestar emocional?

Como mencioné, las razones para ir a terapia son muy variadas. Este proceso sólo funciona si la persona, voluntariamente, toma la decisión de ir. En el caso de los niños y adolescentes, los padres juegan un rol importante para que todo fluya en armonía.

La decisión de ir a terapia se asocia a un malestar emocional. Este podría presentarse a nivel de pensamientos, conductas y/o manejo emocional. Esto dependerá de la realidad de la persona que decida ir. No del contexto cultural o la realidad de los que le rodea. Mencionaré algunos síntomas que podrían ayudarte a tomar la decisión:

  • Sueles irritarte con facilidad y mucha frecuencia.
  • A menudo, te sientes insatisfecho(a).
  • Experimentas cansancio, dolores de cabeza, dolores de estómago de manera constante.
  • Te cuesta responsabilizarte de tus emociones y acciones.
  • Te preocupas excesivamente.
  • Tienes conductas que sobrepasan tu capacidad de manejarlas (tomar alcohol, alto consumo de drogas).
  • No puedes concentrarte.

¡Y la lista sigue! Todo dependerá de lo que sientas que quieres trabajar. También, puede que ninguna de las anteriores se conecte contigo. Quizás solo busques un espacio para conversar sobre decisiones que quieres tomar. Como un cambio de trabajo, mudanza, la decisión de casarte, entre muchas otras cosas cotidianas.

¿Cómo hago mi primera cita?

Sé que quizás esto podría despertar diferentes emociones. La primera vez en la que hacemos cualquier cosa podríamos experimentar algo de nervios, estrés o ansiedad. Lo importante es que agarres estas emociones y las lleves contigo a dar el primer paso.

Si tienes amigos psicólogos, puedes pedir referencias de colegas que te puedan apoyar. También, existen diferentes clínicas en Panamá que cuentan con profesionales idóneos, como Vital Minds. Está ultima parte es importante. Todos los psicólogos debemos contar con un código de idoneidad profesional (CIP) para dar este tipo de atención.

Para hacer tu primera cita, levanta el teléfono o abre tu WhatsApp. Sí, suena más fácil de lo que es. Toda decisión requiere un poco de valentía. Cosa que sé que tú tienes.

¿Qué le digo? Está pregunta es clave. Puedes preguntarle dónde atiende o la modalidad de atención  (virtual o presencial), dependiendo de lo que busques. Cuál es su tarifa por cita, qué tipo de especialidad tiene. Y todo lo que pienses que sea relevante para ti.

¿Cómo disfrutar el proceso?

Terapia psicológicaNo te voy a mentir, el proceso no es fácil. Hay muchas cosas que se mueven dentro. Junto a tu terapeuta, empezarás a explorar muchos eventos de tu vida. Probablemente, algunos eventos los recuerdes mejor que otros.

Lo importante es que estés dispuesto a trabajar por ti y para ti. El proceso vendrá solo. Tú lo llevarás como te sientas cómodo. Tu terapeuta no te dejará solo. Estará contigo en cada lágrima, risa, emoción. Cuando sientas que ya no puedes más, tendrás un oído activo para ti.

Te invito a que si algo de este artículo resonó contigo, hagas la llamada. Hoy es el día en el que estás listo para ir a terapia.

Texto escrito por: Stephanie Smith. Psicóloga.

Fuentes:

  • Asociación Americana de Psicología
el apego

¿Qué es el apego?

El vínculo con las personas nos brinda la oportunidad de manifestar la representación que tenemos de los demás en forma de afecto. La mayoría de las veces tenemos presente que contamos con un grupo de apoyo, o inclusive «personas favoritas» a quienes recurrir. Consideramos que nuestro auto-cuidado, depende un 100% de nuestro empeño y consciencia. Sin embargo, esta red de apoyo puede ser el soporte que nos proporcione afecto. Y de esta manera, sintamos que somos capaces de ver el mundo de una nueva forma. Veremos la relación de este afecto con el apego.

¿Cómo surge este afecto?

El apegoLa afectividad en nuestras vidas es esencial. Así sea que lo experimentemos nosotros mismos, o lo manifestemos hacia los demás. Todo lo que rodea al concepto que tenemos de afecto, viene con nosotros desde nuestros primeros momentos de vida. Desde esos mini instantes mágicos, estamos formulando ciertas referencias para saber cómo vamos a dar afecto y cómo vamos a recibirlo. Nuestros cuidadores primarios influyen muchísimo en estas referencias. 

De carácter universal

Para cada quien, el afecto se siente y se expresa de una forma particular. Entonces, fabricamos un concepto de lo que significa, que se ajusta a nuestro ser y se manifiesta a través de apego. En la teoría, apego significa un vínculo afectivo o enlace entre un individuo y una figura de apego (por lo general un cuidador). 

Este apego nos proporciona confianza para reconocer emociones e identificar lazos afectivos que nos permiten incorporar referencias. Así como discernir, quiénes son sinónimo de espacio seguro para nosotros. Los seres humanos, necesitamos de seguridad emocional. Este aspecto emocional que se da a través del vínculo que logramos con los demás, funciona como un organizador psíquico que puede promover el equilibrio interno. De este modo, esta es una sensación universal. 

Anatomía del apego

Impregnados de la necesidad de contacto, el apego nos posibilita la cercanía con el otro.  Entonces, da forma al modo de construir el mundo que nos rodea y la acomodación del vínculo a través de tres componentes esenciales:

  • Conductual, que se ve reflejado en la búsqueda adaptativa de regulación emocional por medio de la proximidad. 
  • Cognitivo, que se representa en nuestro modelo mental de lo que hemos interiorizado, y de qué formas podemos acceder de a este modelo, reflexionar y convertirlo en disponible al mundo.
  • Afectivo, experiencia afectiva asociada a sentimientos que despiertan la seguridad emocional hacia nosotros mismos y los demás.

Accesibilidad, disponibilidad y continuidad

Al entender nuestro modo en que nos desenvolvemos emocionalmente, nos encontramos en la capacidad de acceder a estas sensaciones, de convertirlas disponibles a los demás y de brindarnos formas singulares a través de los distintos vínculos de hacerlas sostenibles.

El psicólogo John Bowlby, en su teoría del apego, describe tipos de apegos que se ven involucrados en esta accesibilidad, disponibilidad y sostenibilidad a lo largo de nuestra vida:

  • Seguro, cercanía y afecto de cuidadores primarios, ofrecimiento de reconocimiento afectivo y mental que abre la posibilidad de generar sensación de autonomía, capacidad de sentir seguridad emocional y facilidad de regulación.
  • Desorganizado, falta de comprensión mental a través de lejanía emocional de cuidadores primarios que no permite la identificación propia, se ve reflejado en desregulación y falta de autocontrol.
  • Ambivalente, fluctuación constante entre el reconocimiento y no reconocimiento en los primeros momentos de vida que desencadenan respuestas ansiosas con sensación de estar atrapado(a) en la ambivalencia.
  • Evitativo, se ve reflejado en la autosuficiencia precoz en etapa de necesidad de cuidado que da lugar a una independencia exagerada. Esta separación excesiva puede generar actitudes controladoras e intrusivas.

La sostenibilidad de estos tipos de apegos puede variar. A través de los distintos vínculos y contacto con otras personas con distintas formas de relacionarse podemos darle continuidad o no a la forma de entender el afecto.

Inicios de desarrollo de mentalización

el apegoEl alcance del afecto en los primeros momentos de vida es expansivo. Amplia con proyecciones a lo largo de nuestra vida. Las primeras interacciones con nuestros cuidadores primarios, cargadas de lazos afectivos y apego, nos garantizarán un reconocimiento propio fortalecido o debilitado.

Este reconocimiento nos brinda una apertura única a nuestra capacidad de representación mental y psíquica de distintas sensaciones propias. Así como aquellas de los demás, a las que también les asignamos pensamientos. Diferenciarnos a través de auto-reconocimiento nos permite entender mejor las emociones, cuestionar cómo o por qué se generaron y controlarlas para elegir el curso de nuestro enfoque y atención. 

Requisito evolutivo

“Tenemos que partir de un modelo dialéctico del desarrollo del sí mismo, de acuerdo al cual la capacidad del niño para desarrollar una idea coherente de la psique depende de manera decisiva de si acaso él mismo se siente percibido como una psique por parte de su figura de apego”

Peter Fonagy. Psicólogo clínico y psicoanalista.

El apego nos posiciona ante una ventaja evolutiva. El sentir la seguridad de lograr cercanía emocional con otros nos ofrece la posibilidad de incorporarnos en las etapas del ciclo vital. Dictaminamos nuestra adapatación y comprensión del mundo a través de sentirnos emocionalmente seguros. La acumulación de nuestras experiencias se realza una vez inmersa desde la puerta del vínculo con los demás. 

Texto escrito por: Marjorie González. Psicóloga.

Referencias:

  • Fonagy, P.; Gergely, G.; Jurist, E.; Target, M. (2002). Apego, Mentalización, y Desarrollo del Yo

El poder de la autenticidad

“¿Quién soy?” Una pregunta que muchos nos hacemos a lo largo de nuestra vida. La respuesta siempre dependerá de la etapa del ciclo vital en la que nos encontremos. Existe la creencia que si cambiamos, es decir, si modificamos nuestros pensamientos, conductas y sentimientos dejamos de ser nosotros mismos. Aquí entra en juego el poder de la autenticidad.

La verdad es que ser nosotros mismos dependerá de los cambios. Decir que soy la misma persona que cuando tenía 18 años no es cierto. Pasamos por situaciones agradables y desagradables que nos retan e impulsan hacia transformaciones. Entonces, cuando cambio ¿puedo ser más yo? ¿Qué es ser “más yo”? ¿Dónde entra la autenticidad aquí?

Autenticidad

Desde pequeños vamos construyendo una visión de cómo soy yo, cómo son los demás y el mundo que me rodea. Esto está basado en nuestra crianza, la educación académica que recibimos, los viajes que hacemos, la religión que practicamos, entre otras experiencias.

En algunas ocasiones, cuando vamos creciendo y pensamos diferente a nuestro núcleo familiar, solemos ser rechazados. No porque nuestra familia no nos ame, sino porque no pueden o se les hace difícil reconocernos cuando nos comportamos diferente.

Esto no es algo bueno o malo, sólo es. Lo importante de aquí es que si tu sientes que esas cosas que aprendiste ya no resuenan contigo, puedes dejarlo ir. La sensación de culpa o ansiedad que esto genere no se irá, así que hay que hacerlo a pesar del miedo. ¿Para qué? Para acercarnos a ser alguien con quien nos sintamos cómodos, alguien auténtico.

La investigadora y escritora Brené Brown, comenta en su libro “Los Dones de la Imperfección”, que la autenticidad es la práctica diaria de librarnos de lo que creemos que deberíamos ser y abrazar, en cambio, lo que realmente somos (Brown, 2010).

Cambiar para ser “más yo”

Los cambios son importantes y, a la vez, dolorosos. Representan duelos, emociones agradables y desagradables, dolor, alivio, y mucho más. La Psicóloga Isabel Ramírez escribió hace poco, en su cuenta de Instagram, que “crecer es sanar”, y pienso que es cierto. Cuando crecemos, nos damos cuenta que esto que pensaba, creía o sentía ya no resuena conmigo.

“Si cambio, ¿sigo siendo una persona auténtica?” Pienso que sí. Es más, considero que cuando nos cuestionamos nos acercamos a nuestra esencia en ese momento específico de nuestra vida. Los cambios representan adaptación y son sanos. Si cuando me caso me comporto de la misma manera que cuando estaba soltero, no creo que vaya a ser funcional para mí y mi nueva familia, ¿cierto?

¿Te da miedo cambiar? A mí también. Nos estamos despidiendo de una parte de nosotros que nos acompañó por mucho tiempo. Cuando decidas despedirte, puedes darle las gracias y dejarla ir. Sin ella, no seríamos quienes somos ahora.

Autenticidad VS Originalidad


Ahora, la clave no es sentir que todo el tiempo “necesito” cambiar. Esto llegará cuando quieras adaptarte a algo nuevo en tu vida o quieras dejar ir algún patrón de conducta o pensamiento que te hace sentir incómodo contigo.

Los cambios constantes lo hacen las personas que buscan ser originales. Ser original es distinto a ser auténtico. Una persona que busca ser original quiere innovar, crear algo que no existe. Está relacionado con una constante búsqueda de aprobación social y, quizás, no tanta aprobación personal, o sea, de ti mismo.

La autenticidad es poder mostrarme tal cual soy, a veces con mis nuevos cambios. La originalidad es buscar ser algo más. ¿Cuál de las dos posturas prefieres para ti?

Pasos para ser auténtico

Como, seguramente, has escuchado antes: “no existe un manual para ser humanos”. Cada uno tiene su propia esencia, su manera de ver el mundo y su momento de transformación individual. He estado pensando en esto y quisiera mencionar algunos puntos que, quizás, pueden ayudarte en la búsqueda hacia tu autenticidad:

  • Cuestiona tus valores y creencias: “¿Esto sigue siendo así para mí? Me siento incómodo con esta creencia, ¿la puedo modificar?”
  • Habla con alguien: Puedes hablar con algún familiar o amigo cercano sobre las transformaciones que quieres hacer para sentirte más cómodo contigo. También puedes buscar a un profesional de salud mental. Este, contará con herramientas efectivas para que puedas resolver tus dudas acompañado, contenido y seguro.
  • Ten paciencia contigo: Los procesos de transformación toman tiempo. De la noche a la mañana no podemos ver un cambio real. Te paciencia contigo. Poco a poco irás encontrando lo que buscas.
  • Dedícate tiempo: Busca espacios para conocerte mejor y conectar con aquellas cosas que te gustan hacer. Puedes lograrlo poco a poco. Pon una alarma de 30 minutos al día para hacer una actividad que te encante.

No creo en “ser la mejor versión de nosotros mismos”, porque ¿qué significa eso? Son estándares confusos y, a veces, expectativas inalcanzables. Creo en que podemos buscarnos mirando hacia dentro y nos encontraremos. A veces con miedo, ansiedad, estrés, frustración. Y, otras veces, con alegría, esperanza, amor, cariño. También con ambos tipos de emociones. Es lo que nos hace humanos. Aceptarlos nos hace auténticos.

El sentido de tu vida se la das tú. No hay libro de autoayuda ni “gurú” que defina cómo la “debes” vivir. Al final, cada decisión, casa paso que das, busca que sean conscientes. Que los des porque quieres que ese evento, momento o persona influya en tu vida. Búscate en ellos y que ellos se encuentren en ti. Esto es más fácil cuando la máscara se cae y sales tú, tu yo auténtico.

Texto escrito por: Stephanie Smith. Psicóloga.

Referencia:

  • Brown, B. (2010). Los Dones de la Imperfección.
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