El descanso, ¿de qué se trata esta experiencia? Pertenecer al mundo despierta en nosotros desde el lente de formar parte de algo, el recordatorio en modo reloj biológico que nos orienta hacia nuestra dirección a socializar.
Ser seres sociales nos hace crear una consciencia basada en lo que ofrece el entorno. Nos impulsa el transformarnos en agentes reguladores para otros y eso puede determinarse con más viabilidad cuando nos abrimos a la posibilidad de mirarnos internamente a observar nuestras propias formas.
Esta cooperación entre partes en la que podemos transitar como agentes reguladores internos o hacia los demás, nos permite revisitar los lugares en donde guardamos recursos necesarios para afrontar la vida. Revisitar espacios es una tarea cautelosa que necesita de verificación sobre cuando y en qué oportunidades debemos detenernos para asignar pausas con propósitos.
Para sentir, necesitamos de estas pausas que nos permitan escuchar el ruido y de dónde es su proveniencia. Algunas veces incómodo, y otras no, este ruido puede ser la sinfonía que pueda brindarnos un ritmo.
Detenernos para autodenominarnos un ritmo nos ayuda a reconocernos y beneficiarnos de nuestra capacidad de representación mental y psíquica de distintas sensaciones propias y de los demás. Esta función es nuestra capacidad de mentalización, descrita por el psicoanalista Peter Fonagy, nos ayuda a diseñar una idea coherente de nuestra percepción.
Más descanso y su significado en nuestra salud mental
Las pausas pueden significar recuperar nuestra capacidad de pensar después de un momento difícil. En donde se hace más cercano darle permanencia a lo que sabemos y lo que somos capaces de hacer a través de nuestra fortaleza.
Nuestra percepción del mundo se revitaliza al pausar para ser exploradores y descubrir qué necesitamos en cada situación. Detenernos es cuidarnos. Esta identificación de lo que realmente necesitamos nos mueve hacia tomar un descanso que puede reiniciar o renovar nuestros recursos.
Clarificar un panorama que se siente denso o se ve borroso requiere de pausa para detenernos y ponernos en contacto con nuestros ideales, ver si hay oportunidad de modificación y ser capaces de sostener la tranquilidad a través de nuestras elecciones y decisiones.
Incluir pausas en nuestro ritmo, nos brinda la opción de mantener una continuidad flexible; nos mantiene congruentes con lo que nos funciona y a la vez nos regala la adaptación a nuevas experiencias.
Para tener una comparación sobre la importancia de nuestra productividad, en función de nuestro bienestar, es igual de necesario, incluir en nuestras referencias de autocuidado, el descanso.
Tomar consciencia de las pausas, significa que hemos hecho un trabajo interno en considerar que como seres humanos, necesitamos descansar.
Texto escrito por: Marjorie González. Psicóloga.
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2021/04/Untitled-design-2-scaled.jpg15152560Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2021-04-23 12:00:002021-10-24 15:12:05Experiencia de las pausas y el descanso
¿Te ha pasado que estás con una persona o en una situación que te gusta muchísimo pero, de pronto, empiezas a hacer cosas que demuestran todo lo contrario a lo que sientes? Esto podría ser un autosabotaje. En este artículo, descubriremos si nos autosaboteamos por protección o por temor.
El autosabotaje y todas aquellas conductas que están relacionadas con él, son actos inconscientes que aparecen en los momentos que pueden suponer un gran cambio en la vida de las personas, sea del tipo que sea (Rovira, 2021). El autosabotaje está ligado a nuestro crecimiento; a nuestro deseo de salir de nuestra zona de confort. Sabemos que hacerlo no es nada fácil, por lo que nos resistimos a estas transiciones a través de distintas conductas que nos alejan de nuestro objetivo.
Lo cierto es que crecer duele. Y, a veces, no estamos listos(as) para ciertos cambios aunque lo deseamos con todo nuestro corazón. Entonces, ¿es normal autosabotearse? Sí, es una conducta muy humana.
¿Me autosaboteo?
Ahora que sabes que todas las personas nos autosaboteamos porque nos resistimos al cambio puede que te preguntes, ¿cuándo me saboteo? Usualmente, no nos damos cuenta, sin embargo hay algunas señales que podrían indicar que lo estamos haciendo. Veamos algunas:
Dificultades para manejar las emociones.
Dificultades para priorizar objetivos y metas.
Altas expectativas.
Creencias irracionales o limitantes.
Miedo al fracaso, al cambio.
Pánico por lo que pensarán los demás.
Deseos de cumplir expectativas de otros y no las propias.
¿Cómo podrían verse estas señales en el día a día?:
Te invitan a una reunión muy importante y, a último minuto, cancelas.
Te proponen una colaboración que has estado esperando, pero piensas decir que no porque consideras que no tienes lo que el otro “necesita”.
Sientes que no estás en el lugar o con la persona que quieres, pero decides quedarte ahí.
Hay algo que te desagrada de tu ambiente laboral, pero piensas que nadie te escuchará y no alzas tu voz.
Quieres ser más organizada(o) pero te cuesta ser constante.
Tratas de armar un proyecto genial, pero sientes que no es suficientemente bueno.
¿Te identificas con alguna de estas señales? Yo sí. Pienso que son parte de nuestra vida cotidiana. Nos cuesta mirarnos un poco más de cerca para cuestionarnos. ¿Te pasa que alguien más sí se da cuenta que haces estas conductas? ¿Cómo es tu reacción? ¿Lo niegas, lo aceptas, lo cuestionas, te alejas?
Tipos de autosabotaje
Pasemos a algo interesante. Existen distintos tipos de autosabotajes. Léelos con atención y piensa en las situaciones en las que has estado esta última semana, ¿te has saboteado en alguna? La idea de este ejercicio, es que podamos ser más conscientes la próxima vez que nos ocurra. Sanar no implica que algo no te vuelva a ocurrir, solo aprendemos otras herramientas para manejarlo.
Algunos tipos de autosabotaje:
El procrastinador: Siente que siempre tiene tiempo y va alargando el tiempo de actuar, sintiendo altos niveles de ansiedad.
El perfeccionista: Nada es “suficientemente bueno” para entregar, para decir, para hacer.
El Síndrome del Impostor: Es sentir que nosotros mismos no somos suficientemente buenos para algo y tenemos miedo que otros descubran lo mismo.
El “overthinker”: Piensa muchísimo en los distintos resultados, recursos, ideas que tiene sin poder plasmarlos en la realidad.
El conformista: “Así soy”, “esto es lo que puedo ofrecer”. Se cierran a las otras posibilidades que podrían existir.
Ninguno de estos es “malo”, simplemente son maneras de hacer o no hacer las cosas que hemos aprendido. Pero, ¿adivina? Puedes cambiarlo si así lo deseas y te lo propones.
Estrategias para manejar el autosabotaje
Si llegaste hasta aquí quiero que sepas que ya eres un poquito más consciente que antes, ahora veamos qué otras herramientas puedes utilizar para bajarle un poco al autosabotaje:
Date permiso de reflexionar: ¿Me estoy autosaboteando? ¿Qué acción puedo hacer para hacer esto que quiero? ¿Qué me da miedo de esta situación?
Escucha cómo te hablas: La manera en la que llevamos nuestro diálogo interno podría estar causando que no avance. Te dices cosas como: “Es que tu no tienes lo que se necesita”; “probablemente, no les gustará tu idea”; “mejor quédate callada(a), seguro tu opinión no es relevante”. ¡Haz una pausa! Empieza con hablarte honesto, real y con amor.
Dale espacio a tus emociones: Conecta con cómo te estás sintiendo, ¿es agradable o desagradable? Está bien cualquier emoción que sientas, te está comunicando algo.
Escribe de qué manera actuarás: Ahora, pasemos a la acción. Anota qué paso darás ahora. No tiene que ser algo enorme, mejor da pequeños pasos para acercarte a lo que quieres.
Nos autosaboteamos por protección y por temor también. Al final, todo lo que pensamos nos ayuda a avanzar o no en lo que buscamos hacer.
Recuerda, no eres tus pensamientos, no eres tus conductas, eres mucho más. Eres una persona que tiene la capacidad de reestructurar sus pensamientos para acercarte más a tus metas. ¡Yo creo en ti!
Referencia bibliográfica:
Salvador, I. R. (2021, 28 marzo). Autosabotaje: causas, características y tipos. Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/autosabotaje
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2021/04/1501106734_457855_1501106905_noticia_normal.jpg443770Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2021-04-08 12:00:282021-04-08 16:31:08Autosabotaje, ¿por protección o por temor?
Desde pequeños, en muchas ocasiones al pasarnos algo desagradable, escuchábamos a nuestros cuidadores decir cosas como: “no pasa nada”, “no es para tanto”, “¡sacúdete!”. Veamos algunas consecuencias de “ser fuerte” todo el tiempo y su alto costo emocional.
Muchas personas hemos aprendido que “ser fuerte” implica: no llorar, hacer todo solos, no pedir ayuda, no aceptar nuestras emociones, no vivir duelos. ¿Esto es realmente alguien “fuerte”? He dudado mucho y más en estos últimos tiempos.
La pandemia ha dejado huellas profundas en la vida de muchos. ¿Cómo me “sacudo” esto? Yo pienso que no podemos, no como si fuese polvo.
“Ser fuertes” en tiempos difíciles
“No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción”, ¿has leído esta frase antes? Está por todas las redes sociales y puede confundirnos mucho cuando atravesamos tiempos difíciles.
Tienes muchas opciones para enfrentar las cosas que pasan por tu vida. Sin embargo, es importante que sepas que retener emociones y lágrimas puede tener consecuencias para nuestra salud emocional y mental. La profesora asistente de psiquiatría y psicología en la Universidad de Pittsburgh en Pennsylvania, Lauren Bylsma, explicó que los humanos son los únicos animales que lloran en la edad adulta y cuentan con lágrimas emocionales, las cuales pueden tener “funciones sociales más complejas para obtener el apoyo y el consuelo de los demás o para tener funciones comunicativas o de vinculación social” (Rogers, 2020).
Todo esto me lleva a pensar que, al contrario de lo que socialmente se piensa, “ser fuerte” es en realidad aceptar que está bien experimentar emociones difíciles, que está bien si necesitas ayuda, que está bien llorar.
Beneficios de llorar
Antes de contarte los múltiples beneficios de llorar, mencionaré el alto costo emocional de no hacerlo. Cuando no nos damos permiso de llorar podemos:
Somatizar nuestras emociones (reflejar en nuestro cuerpo el malestar en forma de resfriados, caída del cabello, comezón, dolor de estómago).
Aumentar la ansiedad y estrés.
Complejizar un duelo o situación.
Aumentar la sensación de ahogo y recurrir al aislamiento.
Sí, llorar no es placentero, sin embargo es un mecanismo que utiliza nuestro cuerpo para liberar tensión. Además, otros beneficios de llorar son:
Sensación de alivio.
Reduce la ansiedad y el estrés.
Nos ayudan a reorganizarnos internamente.
Aumentamos la empatía hacia nosotros.
No estoy promoviendo que lloremos todo el tiempo, solo que si queremos hacerlo podemos darnos el permiso y la oportunidad de ser vulnerables.
“Ser fuertes” desde la vulnerabilidad
Después de todo lo que leíste, ¿”ser fuerte” tiene otro significado? Para mí, definitivamente, sí. Ser fuerte para mí es tener el valor de ser vulnerables. La investigadora Brené Brown en su documental “La llamada de la valentía”, comparte que la vulnerabilidad es incertidumbre, riesgo y exposición emocional. Como la vida misma.
No todos los días sabemos cómo nos vamos a sentir, qué pensaremos o qué va a pasar, sin embargo nos levantamos decididos a vivirla. Hoy te invito a “ser fuerte” con vulnerabilidad, con amor y empatía hacia ti. Dándote permiso para llorar, sentir y florecer.
No tienes que siempre poder, no tienes que siempre querer y no tienes que hacer nada solo(a). El equipo de Vital Minds está contigo.
La expresión que usualmente se escucha a fin de año es: “año nuevo, nuevo yo”. ¿Nuevo yo? Me he preguntado año tras año. ¿Por qué no mejor reiniciar? Veamos cómo comenzar de cero.
Sí, otro cliché. No considero que sea necesario comenzar de cero. Además, sería prácticamente imposible. Al menos que vuelvas a nacer o tengas un accidente que borre absolutamente todas tus memorias. ¿Por qué querríamos eso? ¿Qué pasa con lo que ya sé? ¿Por qué anhelo no tener estos recuerdos? Quizás porque esos recuerdos están ligados a emociones desagradables y aún es difícil para ti manejarlos.
Emociones y recuerdos
El psicólogo cognitivo, Gordon H. Bower, hizo una investigación acerca de cómo almacenamos y evocamos los recuerdos según nuestro estado de ánimo. En esta, encontró que las personas tenemos una mayor facilidad de memorizar elementos en un estado de ánimo semejante al que tenemos en el momento de evocarlas. Es decir que, por ejemplo, estando felices evocaremos más fácil ideas o recuerdos que se guardaron en la memoria estando felices. Y, así, pasa con los otros estados de ánimo.
También, llamó “procesamiento congruente con el estado de ánimo”, cuando el estado de ánimo impacta en el momento de seleccionar lo que guardamos en la memoria. Es decir, qué información es más relevante para posteriormente poder recuperarla. Dijo que si estamos de buen humor tendremos mayor probabilidades de prestar atención a ideas o situaciones que valoramos como positivas e inversa.
Entonces, podríamos concluir que cuando nos pasa algo y está ligado a una emoción intensa, en el momento en el que pensemos en eso vendrá una ola de esa emoción que no queremos sentir nuevamente. ¿Qué podemos hacer para aliviar esto? Hablar. Hablar cura y nos transforma. Ir a terapia siempre hace la diferencia. No querrás comenzar de cero, porque te darás cuenta que todo ha sido necesario para llegar donde estás.
Utiliza los recuerdos a tu favor
Los recuerdos que tenemos son solo nuestros. No hay nadie, aunque haya estado contigo en esa misma situación, que guarde la información como tú. Sí, puede que suene medio absurdo, pero eso solo te pertenece a ti, al igual que tus emociones.
Entonces, como estos recuerdos sólo te pertenecen a ti los puedes utilizar a tu favor. Puedes tomarlos como un punto de inicio en la búsqueda de tu salud mental y emocional.
Las emociones que acompañan nuestra historia no son buenas ni malas, solo son. Quizás, algunas sean más agradables que otras y eso está bien. ¿Recuerdas que dije que hablar cura? ¿Qué tal si llevas esto a la práctica? ¿Lo has considerado?
Haciendo las paces con mi yo
Es importante que sepas que tú no tienes nada malo. Tus emociones, recuerdos, ideas, pensamientos, conclusiones, no son “malas”. Puede que sean diferentes, puede que no te hagan sentir satisfecho o satisfecha, puede que te paralicen, pero son tuyas y puedes hacerte cargo de repararlo si así lo deseas.
¿Qué tal si hacemos un ejercicio? Mírate al espejo. Ese o esa que ves ahí eres tú. Eres real y yo también te puedo ver. Estás en este mundo porque eres importante y no es necesario que comiences de cero, puedes evolucionar a partir de ahora.
Poco a poco, cuando lo decidas, puedes ir haciendo las paces contigo. Aceptando que no solo tenemos emociones agradables, sino que también están las desagradables y que todas forman parte importante de nuestro mundo. ¿Cómo experimentaríamos la calma si no conocemos la frustración?
Texto escrito por: Stephanie Smith. Psicóloga.
Fuentes:
Pérez Leal, M. (2020, 3 diciembre). 5 Fenómenos Interesantes De Nuestra Memoria. Nueces Y Neuronas. http://www.nuecesyneuronas.com/5-fenomenos-interesantes-nuestra-memoria/
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2021/01/Untitled-design-7-scaled-e1611766130608.jpg14401600Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2021-01-27 12:00:062021-10-24 15:02:01¿Cómo comenzar de cero?
¡Se acabó el 2020! El fin de cada año trae consigo una serie de reflexiones sobre lo que quedó atrás, y nuevas metas para los próximos doce meses. A pesar de toda la incertidumbre a la que nos hemos enfrentado recientemente, el 2021 no es la excepción. La cruda verdad es que la incertidumbre siempre ha estado entre nosotros, aunque ahora por ser momentos de crisis no podamos ignorarla.Estamos en medio de una pandemia, es posible que no hayamos logrado muchos de los propósitos que manifestamos al inicio del año. Esto puede estar generando mucha frustración y desesperanza para lo que nos espera en el siguiente ciclo. Sin embargo, sentir que hemos fracasado de alguna manera, no implica que dejemos de lado nuestros objetivos. Te compartimos algunos puntos de reflexión importantes al momento de determinar estas metas.
Situación actual: ¿dónde estoy ahora?
Cualquier momento del año es adecuado para hacer introspección, al observarse y escucharse a uno(a) mismo(a). Como mencionamos, el concepto del fin de año implica una percepción de cierre y de un nuevo comienzo. Este inicio no es de cero, pues ya hay un camino que hemos recorrido. Al establecer nuevas metas es importante tener cierta claridad con respecto a nuestra situación actual en distintos aspectos de nuestra vida:
¿Cuáles han sido nuestros logros y fracasos al día de hoy?
¿Cuáles son algunos obstáculos que hemos encontrado?
¿Cuáles son las áreas de oportunidad para avanzar?
Partiendo de lo anterior, es importante definir las prioridades. Las áreas que consideramos importantes y sobre las cuales queremos tomar acción, ya sea para desarrollarlas o cambiarlas. Las prioridades varían en distintos momentos de la vida, e identificarlas será la brújula que guíe el resto del proceso.
Sueños y propósito por redescubrir
Una vez que tiene una idea de tu situación actual, considera aquello que quisieras lograr o hacer. Como el dicho lo dice: “sueña en grande”. Algo que vaya alineado con tus prioridades actuales, y en el mejor de los casos con un propósito que de alguna manera te aporte a ti y/o a los demás. Esto se puede relacionar con aquello que consideres tu visión, una proyección de lo que quieres lograr a largo plazo y que tenga un impacto en la sociedad. A veces idealizamos esta concepción, creyendo que debemos convertirnos en superhéroes, salvar el planeta de x o y peligro. Pero cualquier contribución que hagan por pequeña que sea hace una diferencia.
Siempre hay cabida para la reflexión, sobre qué está detrás de mis sueños y propósitos. Si estos surgen basados en inseguridades o comparaciones con otros, o si están basados en algo que te inspire o que te apasiones. Descubrir esto quizás tome tiempo, ya que el proceso no es lineal siempre se puede volver a ese lugar de cuestionamiento propio. En muchos casos, hay personas que tienen muy claro sus sueños y aún así no los llevan a la acción.
Estableciendo metas: ¿qué quiero lograr?
Para no quedarnos en las nubes y con sueños incumplidos, hay que bajarlos a la tierra, estableciendo metas. Una opción es preguntarse ¿cuáles son los pasos que debo tomar para alcanzar ese objetivo? Al hacer esto construimos metas que nos permitirán tener pequeños logros que podemos celebrar. Una guía excelente para evaluar nuestras metas es el método SMART (inteligentes) por sus siglas en inglés. Al establecer una meta podemos considerar que se:
Específica
Medible (no sólo en números)
Alcanzable
Relevante
En un periodo de tiempo
Por ejemplo, digamos que hoy quieres cambiar tu estilo de vida por uno más saludable. Sabemos que algo muy importante para mejorar la salud es tomar agua. Si la meta es establecemos es “tomar más agua” no llegaríamos a ningún lado. Una meta inteligente alineada con ese sueño de tener un estilo de vida más saludable es: tomar 8 vasos de agua diarios. Es específica porque sabemos la acción que debemos tomar para cumplirlo, se puede medir en la cantidad de vasos de agua, es alcanzable pues es lo que se espera que tome un adulto, es relevante para la salud física y el periodo de tiempo es cada día. El ejemplo anterior es bastante sencillo y hay otras áreas de la vida que no se pueden medir de esa manera. También es posible utilizar otros criterios para “medir” que no sean numéricos.
Actuar: ¿Qué necesito para lograrlo?
Quizás para lograr alguna de mis metas sean necesarias ciertas habilidades, y otras se pueden irse desarrollando en el camino. Se vale pedir ayuda de otras personas que consideres cuentan con el conocimiento, la experiencia o habilidad en eso que quieres alcanzar. Lo importante es no esperar el momento ideal en el cual se cuente con todo lo necesario, para evitar quedarnos estancados por nuestras propias inseguridades.
Determina una estrategia, es decir, las acciones planificadas sistemáticamente en el tiempo para llevar a cabo tu objetivo. Define estas acciones y procurar tener disciplina al realizarlas. La motivación es importante pero cambiante. Si programamos en nuestra agenda estas acciones específicas y tenemos constancia, es más probable que logremos los resultados esperados.
Apreciar el proceso de lograr tus metas
Una vez tengamos una estructura en cuanto a nuestras nuevas metas, es enriquecedor apreciar y disfrutar el proceso, independientemente de que hayamos logrado nuestra meta aún o no. Si nos aferramos al resultado, el recorrido puede producir mucha frustración, principalmente en tiempos de tanta incertidumbre. Es posible que encontremos obstáculos y dificultades. En ese caso, ser flexibles nos permitirá sobrellevar dichos problemas para avanzar. Si nuestras metas están alineadas con un propósito más amplio, es más viable que podamos mantener el entusiasmo y la disciplina.
Celebra cada paso que vayas dando en la dirección que quieres. Muchas veces somos exigentes con nosotros(as) mismos(as). Nos comparamos con los resultados de los demás, y no tenemos idea lo que les ha tomado llegar hasta allí. Honra tu propio proceso, ten compasión contigo mismo(a), aprende de los fracasos y echa pa’lante. Ya sea que lo hagas a inicios de año o no, que estas reflexiones sirvan para pensar con más profundidad en tus metas.
Texto escrito por: Roxana Palacios. Socia fundadora de Vital Minds. Psicoterapeuta psicoanalítica y psicóloga clínica.
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2021/01/mujer-metas-2021-gettyimages.jpg10801920Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2021-01-07 12:00:232021-10-24 15:06:02De los sueños a las metas
En el mundo actual, con el auge y desarrollo de las tecnologías digitales estamos cada vez más expuestos a mirar y ser mirados. La mirada a través de las pantallas presenta algunas particularidades que no se daban de otra manera. Parece haber un incremento en el afán de mostrarse de forma “transparente” ante la mirada de los espectadores del otro lado las pantallas. Exploremos este fenómeno desde diferentes perspectivas…
La mirada y la pulsión
El psicoanalista francés Jacques Lacan distingue la pulsión escópica, centrada en la mirada subjetivante, de la función fisiológica de ver. Por definición, ver es la acción y el resultado de captar el mundo por medio de la vista. Mientras que mirar, consiste en fijarse en un detalle particular de aquello que estamos viendo.
Durante el desarrollo del sujeto, somos mirados antes de poder mirar. La madre mira a su bebé, y le va introduciendo la imagen de su propio cuerpo como algo unificado. Este bebé se va convirtiendo en un sujeto, pues hay alguien que dirige hacia él una mirada amorosa. Entonces en el/la niño(a) va surgiendo un deseo de ser mirado, y posteriormente de mirar él mismo.
Pero al igual que todo los aspectos pulsionales del ser humano, esta mirada debe tener un límite. Es angustiante para el/la pequeño(a) mirar de más, o ser mirado todo el tiempo. Es por esto que los(as) niños(as) disfrutan el juego del escondite. En este juego, el/la niño(a) se oculta de la mirada del otro, y a la vez desea que el otro lo busque. El goce que se pierde al no poder mirar o ser mirado todo el tiempo, se recupera a través del juego.
El ojo absoluto
Gerard Wajcman (2011) en su libro “El Ojo Absoluto” introduce la noción de que somos mirados permanentemente. Esto se constata ante la infinidad de cámaras de vigilancia que hoy son parte del entorno natural de las ciudades. El deseo de mirar, propio de la naturaleza humana, ahora parece ser potenciado por la ciencia y la tecnología. Éstas implantan la creencia y la promesa de que tarde o temprano absolutamente todo es posible. Dentro de estas posibilidades, entra el ver todo, que se impone como un mandato.
Wajcman propone la transparencia como un fenómeno actual. La ciencia y la técnica han sobrepasado los límites del cuerpo, pues ahora puede verse a través de la piel. El único intermediario es una pantalla, ya sea la del monitor o el televisor. Incluso el bebé ya no es sólo anticipado por la palabra, sino por “sus primeras fotografías” tomadas cuando aún habita la comodidad del vientre materno.
La mirada de la ciencia
Hoy en día, todos los objetos tecnológicos tienen un ojo integrado, con una gran capacidad de memoria para almacenar todas las imágenes producidas. Entonces tomamos fotos frenéticamente, en lugar de mirar. Se mirará siempre más tarde, imágenes que son almacenadas en carpetas de la memoria. Cada una tiene su minuto de gloria para luego ser sustituida por los millones que le siguen. Wajcman titula una de las secciones de su libro: “Ver Todo, Perdérselo Todo”, ya que hay demasiadas fotos y no bastantes ojos para verlas.
Esto se constituye en una amenaza a lo íntimo, ya que el lugar donde el sujeto puede sustraerse de la mirada del Otro le es arrebatado. La tendencia actual a la transparencia es opuesta al derecho del sujeto a ocultar su verdad inconsciente, de la que él mismo tampoco sabe nada. ¿Por qué? La mirada omnipresente del sistema sobre nuestras formas de satisfacción le proporciona información importante. De este modo, el mercado sabe cómo anticiparse y colmar todos nuestros deseos.
“Hoy no sólo tengo derecho a gozar a mi manera, sino también a decírselo a todo el mundo”.
Continúa diciendo que hay un plus de goce que no está velado, sino que se exhibe de todas las maneras posibles. La sociedad ha dado un giro para pasar de la intimidad de los goces privados de la Viena Victoriana de Freud, a la exposición pública de todos los modos potenciales de gozar.
La influencia del Psicoanálisis pasa por la idea actual de que si algo anda mal, es absolutamente necesario hablar, y por qué no, publicar. Las pacientes histéricas de Freud vivían en la época de la represión y el secreto de la doble moral. Freud liberó la palabra cuando descubrió las pulsiones y los deseos inconscientes. No se imaginó que el sujeto un siglo después estaría vociferando sus goces y desgracias, exhibiendo sus secretos más íntimos.
Consecuentemente encontramos las estanterías repletas de libros de auto-ayuda basados en la vida de personas comunes que obtuvieron los logros que la sociedad les impone como deseables. Todo el mundo tiene una historia que contar. Esta es la era de los talk shows, cada uno protagonista de su propio espectáculo. Palabras que no van dirigidas a otro, sino al lector o espectador cualquier, a quien reciba el mensaje.
La realidad como espectáculo
El paso de lo privado a lo público, no sólo implica el empuje actual a decirlo todo. No basta sólo con palabras, pues además se hace imperativo mostrarlo todo, hacerlo visible en imágenes. La sociedad del show business nos pone a disposición el goce de la pulsión escópica. El sujeto cae y consiente esta dinámica, por lo que se muestra más que dispuesto a exhibirse.
Siguiendo a Wajcman, para esconder algo es preciso reconocerse en él. De modo que sólo es posible exhibir sin pudor cuando el sujeto no se reconoce exactamente en lo que muestra. En este sentido, el exhibicionismo apunta a algo del desapego y liberación respecto de sí mismo. Es decir, que la mirada a la que se expone no apunta a él como sujeto, no está implicado y no es responsable de lo que se ve de él.
En este contexto surgen y se popularizan programas televisivos, que buscan mostrar a la gente “tal cual es”. Citando a Diana Wolodarsky en su artículo Reality Show:
“El Reality puede inscribirse como un nuevo gadget de la época: un objeto más de consumo ofrecido en el mercado para saturar el vacío de existir… el sujeto paga el precio de ser reducido a la condición de objeto, como un producto más del consumo del mercado.”
El ideal de fama (injustificada)
En el Siglo XXI, surgen las figuras de los influencers, you tubers, tiktokers, etc. en las redes sociales. Da igual cómo se llamen, lo importante es atraer las miradas, puesto que la sensación de no ser mirado acarrea una irremediable falta en ser. Hay una consigna: “Me miras, luego soy. Soy mientras me miras.”
Otro factor importante a considerar es la caída de los ideales. Diariamente, incluso en las redes sociales, los sujetos-objetos de la mirada buscan fervientemente un estatus de celebridad. La particularidad y lo que le distingue de generaciones anteriores, es que dicha insignia surge ante la ausencia de un talento o saber extraordinario. Más bien se basa en la realización de las actividades cotidianas, lo cual genera admiración en sus espectadores y deseo de ser igual que ellos.
Woody Allen plasma este fenómeno en su película “A Roma con Amor”. El personaje Leopoldo Pisanello es un tipo terriblemente aburrido, quien una mañana se convierte en el hombre más famoso de Italia. Esta reflexión sarcástica de Allen, nos muestra el precio a pagar por la fama injustificada. Actualmente, las redes sociales y los reality shows, entre otros fenómenos, alimentan esta sed de ser mirados. Llegan los sujetos a borrarse con el único fin de hacerse visibles para alguien. Tal como culmina Wajcman en su libro:
“Cada quien es susceptible hoy de ser el gran reportero de todas las tragedias del mundo, desde las más grandes hasta las más minúsculas.”
Texto escrito por: Roxana Palacios. Socia fundadora de Vital Minds. Psicoterapeuta psicoanalítica y psicóloga clínica.
Referencias:
Miller, Jaques-Alain; Laurent, Eric. (2005). El Otro que No Existe y sus Comités de Ética. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina.
Nasio, Juan David (2011). La Mirada en Psicoanálisis. Editorial Gedisa. Barcelona, España.
Wajcman, Gérard (2011). El Ojo Absoluto. Ediciones Manantial. Buenos Aires, Argentina.
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/10/Canva-null-3-1-scaled.jpg17072560Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2020-12-10 12:00:272021-10-24 14:43:58¡Qué ganas de mirar y ser mirados!
La publicación de hoy es más bien una reflexión sobre la dinámica entre padres e hijos, y cómo se juega el deseo entre ellos. Hay una página en Instagram que sigo y me encanta pues es una fuente muy rica de reflexiones. La misma simula el final de una sesión de análisis, donde el analizante habla y el analista le interpreta para luego decir: “Terminamos por hoy.” Hace unos días leí una publicación acerca del deseo de los padre hacia sus hijos. El analizante dijo: “Yo vivo por mis hijos(as).” A lo que el analista respondió: “¿La vida de ellos? … Terminamos por hoy.” Tú que tienes hijos, ¿te removió algo esta frase? Y si no los tienes, eres hijo(a) sin duda. ¿Te resuena en algo a la relación con tus propios padres?
El universo simbólico del bebé
Antes de nacer, el bebé se encuentra inmerso en un universo simbólico constituido por el lenguaje como estructura y los deseos de sus padres con respecto a él. Ellos lo soñaron e imaginaron un futuro para este(a) bebé, que en el mejor de los casos será uno propio. Escogen su nombre con mucho cuidado o al azar, pero siempre con un componente inconsciente importante. Hace unos días llegó a mi consulta un niño, y cuando le pregunto a sus padre por qué escogieron su nombre, me dicen que la primera sílaba es la primera del nombre del padre, y la última sílaba es la última del nombre de la madre. “Así tiene algo de los dos, se parece en una cosas a mí y en otras a ella.”, comentan el padre.
En otros casos, el/la bebé será la continuación del futuro truncado de alguno de sus padres. Llegará como un Mesías a cumplir los sueños rotos, los planes inconclusos y las frustraciones de sus progenitores. Es fundamental, ante los(as) hijos(as) pensar en el contexto en el cual este niño o esta niña fue concebido(a). ¿Sus padres quieren para él/ella un futuro propio como sujeto de su deseo? O más bien, ¿lo toman como un objeto de satisfacción de su deseo?
Surgimiento del deseo
El deseo es un producto social porque se constituye en relación con los deseos percibidos de otros sujetos, en primer lugar el de la madre. Cuando hablamos de la madre, nos referimos a la persona que cumple la función materna.
Durante los primeros meses de vida (para garantizar la supervivencia del bebé) la madre está disponible para satisfacer todas sus necesidades. El infante está en una situación de desamparo y depende totalmente de la madre. En Psicoanálisis, la necesidad es una tensión intermitente que surge por razones puramente orgánicas y se descarga totalmente en la acción específica que le corresponde. Por ejemplo, el hambre se satisface con la acción de comer.
Cuando el bebé llora, expresa la necesidad en forma de demanda para que la madre realice una acción, al otorgarle un objeto que satisfaga esa demanda. Pero además, la presencia de la madre empieza a tomar importancia en sí misma y da una prueba de su amor. Esta doble función es el origen del deseo.
En este primer tiempo, el vínculo entre la madre y el bebé promueve la idea de unidad. Ambos se complementan, pues son cada uno es lo que colma el deseo del otro. Pero en algunas ocasiones, la madre se ausenta lo cual es experimentado por el niño como una pérdida del amor antes entregado. Esta alternancia entre presencia y ausencia, enfrenta al niño con la arbitrariedad y lo enigmático del deseo materno. Para descifrarlo, debe obtener la respuesta a la pregunta: ¿qué quiere? Para dar respuesta a esta pregunta, el/la bebé se identifica como el objeto que satisface el deseo de su madre colmando su falta.
En un tiempo posterior esto da un giro, con la entrada del padre en la escena. Ya no ser puede ser lo que completa el deseo de la madre, sino tener un atributo que la madre desea. En cualquier caso, no lo tiene el/la bebé sino un tercero, aquel que cumple la función paterna.
¿Vivo por mis hijos(as)?
«Yo vivo por mis hijos(as)» es una expresión común, que sin duda tiene un sentido particular para cada individuo. Sin embargo, hay muchos padres y madres que viven para intentar hacer todo o dar todo a sus hijos(as). En un primer momento de la vida esto es necesario pero posteriormente debe darse un corte o un límite. Cuando esto falla, vemos padres o madres que continúan haciendo todo por sus hijos(as), desde darles la comida hasta completar sus tareas escolares. Los(as) hijos(as) continúan siendo dependientes de alguien más, lo cual de alguna manera obstruye su desarrollo como sujeto capaz de valerse por sí mismo.
Por otro lado, hay padres o madres que dan todo por sus hijos(as) en un intento de colmar todos sus deseos. Para ellos, no existe un «no» que ponga límites a lo que piden sus hijos(as). Y esto también tiene consecuencias, pues la vida los enfrentará con situaciones de frustración y su capacidad para manejarla será mucho menor. Pueden crecer creyendo que sus demandas siempre deben ser cumplidas y no hay nada más alejado de la realidad.
En la relación con los hijos(as), hacer todo por ellos(as) y/o cumplir todo lo que creemos que ellos(as) desean no es vivir por ellos(as). Sin darnos cuenta, estamos viviendo sus vidas, siendo un obstáculo para el surgimiento de su deseo, su individualidad y sus capacidades. Más que decir «vivo por mis hijos», los(as) niños(as) necesitan que alguien desee para ellos(as) un porvenir individual. De lo contrario, corre la suerte de convertirse en su objeto de satisfacción incapaz de desear por sí mismo(a). En fin, un(a) hijo(a) necesita el amor de sus padres y el deseo de estos de un futuro propio como sujeto.
Texto escrito por: Roxana Palacios. Socia fundadora de Vital Minds. Psicoterapeuta psicoanalítica y psicóloga clínica.
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/11/10_signs_you_are_raising_a_spoilt_child.jpg560800Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2020-11-11 12:00:592021-10-24 14:42:38Vivo por mis hijos
A lo largo de nuestra vida podemos identificar momentos en los que no hemos estado nada bien. Muchos nos hemos cuestionado sobre si necesitamos ayuda o no. Te has preguntado: ¿cómo saber si estoy listo para ir a terapia? Si lo has hecho, podría ser una buena señal. Podrías estar buscando un espacio de autocuidado diferente.
Según la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), la terapia o psicoterapia es un tratamiento de colaboración basado en la relación entre una persona y el psicólogo.
Las sesiones psicoterapéuticas de los adultos suelen utilizar el diálogo como base. Sin embargo, en niños y adolescentes son más frecuentes las evaluaciones psicológicas de lápiz y papel. Todo dependerá de lo que necesiten.
Aún existen muchos mitos alrededor de ir a terapia. Suele asociarse con enfermedad. La verdad es que la mayoría de las personas que van a terapia, no suelen tener un trastorno mental. Suelen reportar malestar emocionalmente significativo. Algunos síntomas, podrían estar interfiriendo con su vida diaria.
¿Cómo identifico si tengo un malestar emocional?
Como mencioné, las razones para ir a terapia son muy variadas. Este proceso sólo funciona si la persona, voluntariamente, toma la decisión de ir. En el caso de los niños y adolescentes, los padres juegan un rol importante para que todo fluya en armonía.
La decisión de ir a terapia se asocia a un malestar emocional. Este podría presentarse a nivel de pensamientos, conductas y/o manejo emocional. Esto dependerá de la realidad de la persona que decida ir. No del contexto cultural o la realidad de los que le rodea. Mencionaré algunos síntomas que podrían ayudarte a tomar la decisión:
Sueles irritarte con facilidad y mucha frecuencia.
A menudo, te sientes insatisfecho(a).
Experimentas cansancio, dolores de cabeza, dolores de estómago de manera constante.
Te cuesta responsabilizarte de tus emociones y acciones.
Te preocupas excesivamente.
Tienes conductas que sobrepasan tu capacidad de manejarlas (tomar alcohol, alto consumo de drogas).
No puedes concentrarte.
¡Y la lista sigue! Todo dependerá de lo que sientas que quieres trabajar. También, puede que ninguna de las anteriores se conecte contigo. Quizás solo busques un espacio para conversar sobre decisiones que quieres tomar. Como un cambio de trabajo, mudanza, la decisión de casarte, entre muchas otras cosas cotidianas.
¿Cómo hago mi primera cita?
Sé que quizás esto podría despertar diferentes emociones. La primera vez en la que hacemos cualquier cosa podríamos experimentar algo de nervios, estrés o ansiedad. Lo importante es que agarres estas emociones y las lleves contigo a dar el primer paso.
Si tienes amigos psicólogos, puedes pedir referencias de colegas que te puedan apoyar. También, existen diferentes clínicas en Panamá que cuentan con profesionales idóneos, como Vital Minds. Está ultima parte es importante. Todos los psicólogos debemos contar con un código de idoneidad profesional (CIP) para dar este tipo de atención.
Para hacer tu primera cita, levanta el teléfono o abre tu WhatsApp. Sí, suena más fácil de lo que es. Toda decisión requiere un poco de valentía. Cosa que sé que tú tienes.
¿Qué le digo? Está pregunta es clave. Puedes preguntarle dónde atiende o la modalidad de atención (virtual o presencial), dependiendo de lo que busques. Cuál es su tarifa por cita, qué tipo de especialidad tiene. Y todo lo que pienses que sea relevante para ti.
¿Cómo disfrutar el proceso?
No te voy a mentir, el proceso no es fácil. Hay muchas cosas que se mueven dentro. Junto a tu terapeuta, empezarás a explorar muchos eventos de tu vida. Probablemente, algunos eventos los recuerdes mejor que otros.
Lo importante es que estés dispuesto a trabajar por ti y para ti. El proceso vendrá solo. Tú lo llevarás como te sientas cómodo. Tu terapeuta no te dejará solo. Estará contigo en cada lágrima, risa, emoción. Cuando sientas que ya no puedes más, tendrás un oído activo para ti.
Te invito a que si algo de este artículo resonó contigo, hagas la llamada. Hoy es el día en el que estás listo para ir a terapia.
Texto escrito por: Stephanie Smith. Psicóloga.
Fuentes:
Asociación Americana de Psicología
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/10/Canva-Close-Up-of-Therapist-Holding-Notebook-2-scaled.jpg17072560Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2020-10-28 12:00:222021-10-24 15:02:43¿Cómo saber si estoy listo para ir a terapia?
El lenguaje centrado en la persona es un concepto que leí por primera vez en un artículo de Kathie Snow, y que me parece relevante aún hoy. Fue el primer material que trabajé en el Programa de Liderazgo en Inclusión en Escuelas Internacionales, el cual estudio hace dos años y que estoy por terminar. Hoy en día es muy fácil establecer etiquetas basadas en una lista de síntomas o una condición particular y este punto de vista devuelve a algunos individuos su dignidad como personas más allá de los diagnósticos.
Las bases de la inclusión
La UNESCO define la educación inclusiva en su documento conceptual así:
La inclusión se ve como el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niños y niñas.
Pero cómo podemos cumplir con este modelo si hablamos de minusválido, discapacitado, retrasado, etc. Muchas veces hemos escuchado a alguien referirse así de otra persona, incluso puede que hayamos caído en esto nosotros mismos. Cuando lo hacemos, estamos nombrando a una sujeto en su totalidad, sólo por medio de un diagnóstico que le ha sido asignado. Ésta es la base para la inclusión y del lenguaje centrado en la persona, eliminar los estereotipos y ver primero a quien en realidad importa: a la persona.
¿Qué es una discapacidad?
No existe hasta ahora un consenso en una definición única de discapacidad. De acuerdo con Snow, es un simple descriptor de un diagnóstico médico. Además, se convierte en un pasaporte sociopolítico para recibir servicios o un estatus legal. Donde sí hay unanimidad es en el hecho de que constituye el grupo más inclusivo y diverso. Puesto que circunscribe a personas de todas las edades, géneros, religiones, niveles socioeconómicos, etc.
Existen muchas concepciones erradas sobre las personas con alguna discapacidad. Por ejemplo, que sufren de alguna condición, que se les dificulta ser normales o que son víctima del destino. La realidad es que todos sufrimos de algo y la normalidad es una idea muy relativa. Unas de las pocas características que podrían tener en común son los prejuicios y la ignorancia que se tienen con respecto a ellos. Y sobre todo, un punto que Snow resalta y que es harto impactante: cualquier persona puede unirse a este «grupo» en cualquier momento. Ya sea en el nacimiento o adquirido posteriormente.
Según el abordaje del lenguaje centrado en la persona, en lo que todos debemos estar de acuerdo es que las personas con discapacidad son personas primero. No se definen, ni se deben nombrar con una etiqueta que no los representa. Snow propone un nuevo paradigma según el cual la discapacidad es algo natural. Redefine el concepto como “una parte del cuerpo que funciona diferente.” Las necesidades de una persona no son especiales para él/ella.
El poder de las palabras
Las palabras que se utilizan sobre una persona tienen un gran impacto en ella. No es lo mismo afirmar que un niño es malcriado, a decir que tuvo una conducta particular que molestó a otra persona. Del mismo modo, nombrar a una persona como un “discapacitado”, implica que es menos capaz que los demás para tener éxito o lograr metas. Desafortunadamente, en la actualidad ciertos diagnósticos tienen una connotación negativa que baja las expectativas. Cuando lo que realmente importa son las fortalezas y necesidades de esa persona.
Algunos detractores argumentan que hay condiciones como el autismo que son parte importante de su identidad. Agregan que utilizar este modelo busca negar dicha condición como algo negativo. Sin embargo, es todo lo contrario puesto que se trata de reconocer que hay una necesidad particular. Aceptar que si bien esta necesidad ha contribuido de una forma importante en quién soy, no me define en mi totalidad.
No se trata de utilizar eufemismos o palabras políticamente correctas. Con mucha frecuencia, lo que los demás dicen y/o esperan de nosotros tiene un impacto importante. Tal como el concepto de la profecía que se auto-cumple propuesta por Robert Merton:
Una vez que una persona se convence a sí misma de que una situación tiene un cierto significado, y al margen de que realmente lo tenga o no, adecuará su conducta a esa percepción, con consecuencias en el mundo real.
El siguiente video ilustra muy bien esta idea que hemos desarrollado en el presente artículo:
El lenguaje centrado en la persona
El lenguaje centrado en la persona pone al individuo antes que a la discapacidad. También describe algo que la persona tiene, mas no quien esta persona es. Según este enfoque, una persona no es su discapacidad, y su potencial no puede ser predicho por su diagnóstico. Por lo cual propone que se deben escoger respetuosamente las palabras que se utilizan para referirse a alguien. Así como ser conscientes de las actitudes y acciones que esas palabras generan en los demás.
Las categorías médicas y/o psicológicas deben limitarse a los entornos profesionales para facilitar la comprensión de un caso en particular. Así mismo como en el ámbito legal en algunos países. Sin embargo, se debe considerar el caso por caso y respetar la singularidad de cada sujeto. A pesar de las coincidencias sintomáticas que comparten con otros. Está de más decir que estas categorías son irrisorias en los ámbitos sociales y familiares, pues no tienen utilidad alguna.
Snow propone que en ciertas circunstancias, y cuando sea apropiado, podemos compartir información sobre las necesidades particulares que pueda tener una persona. Siempre de una forma muy respetuosa que no atente contra su dignidad. Por ejemplo, una persona con miopía no lleva la etiqueta de «el miope», ni es su carta de presentación. Este sujeto necesita lentes que lo ayuden a ver mejor. Otro individuo necesitará una silla de ruedas para movilizarse, y así sucesivamente.
El cambio está en la actitud
De acuerdo con Snow, el problema real no está en la persona con discapacidad sino en la actitud de los demás. Siguiendo esa línea, propone que un cambio en nuestras actitudes lleva a cambios significativos en nuestras acciones. Me gustaría concluir con un párrafo que refleja exactamente lo que este cambio de mentalidad implica:
Si los individuos con discapacidad y los miembros de sus familias se vieran a sí mismos como ciudadanos en todo derecho, quienes pueden y deber ser incluidos totalmente en todas las áreas de la sociedad, nos enfocaríamos en lo que realmente importa: vivir una vida real en un mundo real, disfrutando de relaciones y experiencias ordinarias, y teniendo grandes sueños (como cualquier persona lo haría), en lugar de vivir una vida especial y segregada en un mundo de discapacidad, donde los servicios, las bajas expectativas, la pobreza, la dependencia y la falta de esperanza son la norma.
Esto es para reflexionar …
Texto escrito por: Roxana Palacios. Socia fundadora de Vital Minds. Psicoterapeuta psicoanalítica y psicóloga clínica.
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/10/A-FONDO_INCLUSION-EDUCATIVA-e1602258400870.jpg9201206Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2020-10-09 12:00:092021-10-24 14:41:46Lenguaje centrado en la persona
Ser padres no es algo que esté dado a priori. Contrario a lo que nos enseñan y lo que dictamina nuestra cultura y algunas religiones, las mujeres y los hombres no son padres de forma natural o espontánea. No es un esencialismo que viene dado por el hecho de podernos reproducir. Tener un hijo es una cosa, y ser padres, ejercer la maternidad y la paternidad, es otra cosa.
Quizá esta idea pueda parecer en primera instancia escandalosa. Sin embargo, nuestra cotidianidad muestra constantemente cómo hay personas que tienen hijos sin el deseo de tenerlos o criarlos. Padres de cuerpo presente pero ausentes en su función, padres no presentes pero que sí ejercen su función, personas que sin haber procreado a un niño lo asumen como propio y lo crían. Y un sinfín de posibilidades más que muestran como nuestra capacidad reproductiva es algo del organismo. Esto puede o no estar acompañado del deseo y el amor por ese hijo, por cuidarlo, criarlo. Pero sobre todo, acompañarlo en un recorrido que a veces tiene un sabor dulce y otras amargo. Y cuando digo padres me refiero tanto a la madre como al padre, a ambos.
Función materna y función paterna
Por eso el Psicoanalisis Lacaniano habla de la función materna y la función paterna. Podemos definirlas como aquellas funciones necesarias para garantizar la vida de un niño desde antes de su nacimiento. Más allá, son funciones necesarias para que ese bebé, ese organismo que nace absolutamente dependiente de los cuidados de otro, pueda convertirse en un sujeto. Además, que se oriente y sepa hacer algo para atravesar las dificultades inherentes a la vida y la existencia.
Si creemos con Jacques Lacan que lo que hay son funciones, la materna y la paterna, esenciales más no esencialistas, entonces estas funciones pueden ser ejercidas por cualquiera. Pueden ser ejercidas por los padres biológicos claro, pero también por una madrastra o un padrastro, por unos abuelos, por tíos, por un docente, cuidador, etc.
Hacerse cargo
Esto muestra que, más alla de la biología, al ser funciones existen en tanto hay alguien que se hace cargo de llevarlas a cabo. Pero este hacerse cargo no solo incluye el dar de comer, cargar al bebé, asearlo, etc. Se trata sobre todo de eso que va a permitir nombrar y distinguir a ese niño. Estas funciones requieren que el adulto desee hacerlo, desee y ame a ese niño, es en sí un acto de voluntad.
Los genitores, es decir, los que engendran un bebé, nunca son padre o madre automáticamente. Es necesario pasar esto por la simbolización. Si tuvieramos esto presente, si nos hablaran de esto, pienso que sería más fácil y menos angustioso aproximarnos a la noticia de la llegada de un bebé, los cuidados agotadores de los primeros meses, y los sinsabores y retos que están presentes durante todo el encuentro con un hijo. Y me parece que estos retos y aprendizajes solo cambian con el tiempo, pero no desaparecen porque quererse no tiene horario ni fecha en el calendario.
Si nos liberáramos de los esencialismos, y nos dieramos el tiempo de preguntarnos por nuestro deseo en torno a la maternidad o paternidad. Esto implica hablar con nuestra pareja sobre la posibilidad de concebir un hijo, y de cómo pensamos esas funciones, con honestidad y apertura, con menos culpa y expectativa. Entonces, quizá sería todo más llevadero y satisfactorio. Podríamos ejercer la maternidad y la paternidad con mayor libertad, en posición de pregunta. Esto es ir más allá de lo que tradicionalmente se restringe para un hombre y una mujer frente a un niño y la idea de familia.
Saber y sabor de ser padres
Ejercer la maternidad y la paternidad implica un saber que se va construyendo, un saber que siempre será no todo. No se puede saber todo de algo, haber tenido un hijo no conlleva saber todo de ello, el basto desarrollo teórico de la pediatría, psicología, educación, etc., no ha resuelto la imposibilidad de saberlo todo de un niño. Ese saber no es solo teórico, no es una acumulación de conocimiento sobre el parto, el nacimiento, el desarrollo y la infancia. Yo diria más bien que es un saber hacer con un hijo, saber que siempre es único, porque ese hijo en tanto sujeto es singular, y por ello el vínculo que se establecerá con él también será único, y de ello ningún libro puede dar cuenta.
Ejercer la maternidad y la paternidad implica también un olor, un gesto, una caricia, un ritmo, una mirada, un sonido, un sabor, a veces dulces, y otras no tanto. Aunque se tengan muchos hijos, siempre se tiene uno, más uno, más uno, porque ese encuentro entre los padres y ese hijo es único, con un saber hacer y un sabor singular e irrepetible.
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/09/Canva-Baby-Holding-Its-Parent-Finger-2-scaled.jpg17072560Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2020-09-30 12:00:522021-10-24 14:52:30Saber y sabor de ser padres