Miedos en tiempo de cuarenta: ¿y luego qué….?

El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.

Aldous Huxley (1894-1963) Novelista, ensayista y poeta inglés.

Es muy extraño que la amenaza de una enfermedad ocupe gran parte de nuestro pensamiento como sucede en estos días. Los medios no dejan de mostrarnos, ininterrumpidamente, historias relacionadas a la pandemia y casos de Covid-19, producidos por el  nuevo virus, el rey de los virus, a quien se le nombra con el significante coronavirus.

Miedos en cuarentenaLas plataformas virtuales están llenas de información que van desde consejos prácticos de como prevenir el que no enfermes, hasta estadísticas aterradoras y videos de terror, pasando sin dejar afuera, por el humor negro como estrategia para enfrentar el miedo que la incertidumbre despierta; especialmente, ante la no respuesta sobre como tendremos que reconstruirnos al finalizar esta cuarentena; porque lo que sabe, pero se quiere nombrar es que el Covid-19 llegó para quedarse.

Sin embargo, el miedo no es un sentimiento nuevo, sino qué en estos tiempos pasó a ser protagonista frente a la pandemia y la cuarentena.  El miedo es un síntoma que ha existido desde que existe el hombre, es constitutivo, como lo son los huesos que conforman nuestro cuerpo. El miedo como síntoma, nos está diciendo algo, nos habla de un conflicto interno y de los mecanismos que reprimen su presentación. Si observan a su alrededor, no todos lo están viviendo igual.

Aunque el miedo se presentifica en un objeto externo y decimos, “le tengo miedo a…“, el miedo tiene un representante interno que es singular para cada uno y que busca representarse afuera en un “miedo a algo”; por ende, el miedo como síntoma es una formación de compromiso que nos cuentan sobre representaciones que están reprimidas en el inconsciente.

El miedo es un senti-miento, verdad mentirosa, que corresponde a lo humano; una desfiguración de lo real, como otros senti-mientos que conforman una cultura. Sin embargo, el plus de gozar puede conllevar a un vivir con miedo y con mucho sufrimiento, que le impide al sujeto acercarse a una nueva forma de satisfacer su deseo, quedándose atrapado en la imposibilidad y la insatisfacción.

Es importante destacar que, en líneas generales, existen dos tipos de miedo. El miedo real, donde verdaderamente existe un peligro, un riesgo a la integridad humana; y el miedo neurótico, donde se ha construido un peligro subjetivo y se siente una amenaza sobre algo que no existe. Aquello que retorna del inconsciente real, no simbolizado a través de la palabra, que vuelve desfigurado a nuestra consciencia; y que conlleva a la percepción de un peligro que solo le es propio para quien le habita; y que se vive como real, teniendo efectos y en algunos casos, movilizando conductas de evitación y afectos de angustia y tristeza.

Miedos en cuarentenaConsidero que en estos momentos que hemos aceptado estar confinados en cuarentena, la pregunta de cada persona puede estar alrededor de la pregunta: ¿y cómo vamos a volver a la normalidad?, ¿Cuál es la nueva norma? Y no cabe duda que esta relativa normalidad toma formas diferentes en la imaginación de cada uno; y éstan desde lo que piensan en que nada se podrá hacer, hasta los que ya se habrán comprando un traje especial para salir al mundo. En tal sentido, el miedo es una experiencia ante lo real del Covid-19, en la que la misma ciencia no ha podido dar una respuesta.

Entonces, ante lo inciertidumbre que se vive, ante la imposibilidad de respuesta que se vende, ante el desamparo, cabe la pregunta ¿cómo inventarse la vida? Y el miedo es la respuesta ante el sentir no poder hacer-se; y este se magnifica con la respuesta que da la ciencia, al dejar al sujeto atrapado en la estadística, en lo universal, en la serie de una categoria, y lo cierra en la posibilidad de hacer-se en lo singular y desde ahí, encontrar una salida.

¿Y que  paraliza? El goce de sufrimiento del neurótico, lo paraliza en forma de miedo, un miedo al desamparo que termina impidiendo el moviendo a acceder a otras experiencias nuevas, o ciertos goces, como podría ser desarrollarnos en alguna otra forma de hacer-se o lo que fuere que se necesite para disfrutar la vida; o por lo menos, poder vivir, el tiempo que toque de vida para cada uno, de una manera diferente a la conocida, porque solo toca aceptar que el Covid-19, llegó para quedarse.

Miedos en cuarentenaSin embargo, para finalizar, no sé si le pondría la palabra miedo a a esta experiencia que describo y que ha estado desde siempre, sólo que el Covid-19 la ha puesto en la palestra; quizá podría llamarse resistencia, porque lo nuevo, hace resistencia aquello que ha sido encarnado en el inconsciente. ¿Y a que se hace resistencia? A perder ese velo que completa la falta en ser, pero en la que el sujeto se ha nombrado y he sido nombrado hasta antes de este pandemia.

Por eso, ante el tener que verse con un des-ser, un cambio que es costoso, porque dejar de ser lo que se ha sido para des-ser en otra forma de satisfacer el deseo, duele, cuesta y se paga con una cuota de sufrimiento; y este es el miedo (resistencia) que se podrá estar experimentando en este tiempo.

Texto escrito por: Profesor Mario Brito Afonso. Psicoanalista. Miembro de la Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano.

Juego y desarrollo infantil

El papel del juego en el desarrollo infantil

Los recuerdos más felices que tengo de mi infancia se relacionan con las interminables horas de juego con mis primos. Algunas veces pretendíamos ser astronautas con la misión de viajar al espacio sideral. Construíamos nuestra nave espacial con los muebles de la terraza y sábanas que encontrábamos en la lavandería. Una vez terminada, entrabamos por la puerta y gateábamos por los estrechos pasillos hasta llegar a la cabina principal. En ciertas ocasiones, el viaje terminaba antes de despegar, cuando escuchábamos el llamado de algún extraterrestre, o sea alguno de nuestros padres. Es hora de ir a casa, el juego ha terminado por hoy. El juego y el desarrollo infantil van de la mano y en este post compartiremos sobre esto.

El concepto de jugar

El papel del juego en el desarrollo infantil

Jugar es una experiencia propia del ser humano, que surge desde la más temprana infancia. Existen muchas definiciones del fenómenos lúdico, que confluyen en su mayoría en las siguientes características:

  • El juego es una actividad recreativa y que causa algún tipo de satisfacción en quien la realiza.
  • Durante la misma se crea una nueva realidad (imaginaria), que surge en la espontaneidad del momento en que se realiza.
  • Se hace uso de la imaginación y de la fantasía, para representar y tramitar simbólicamente aspectos de la vida cotidiana.
  • La finalidad es la propia acción de jugar, por lo que no hay posibilidad de fracaso.
  • En ocasiones, es el resultados de acuerdos entre los que juegan para determinar sus reglas.

Del mismo modo, muchos sociólogos y psicólogos se han interesado por la observación e interpretación del juego, poniendo atención a diversos aspectos del mismo. El conocido por mis lectores que me inclino por la teoría psicoanalítica lacaniana. Sin embargo, en esta ocasión me gustaría exponer algunas otras concepciones relevantes para comprender las funciones que cumple el juego en el desarrollo infantil.

El juego y desarrollo infantil social

El papel del juego en el desarrollo infantil

La socióloga estadounidense Mildred Parten fue la primera en realizar estudios extensivos acerca del juego en los niños entre dos y cinco años de edad. De acuerdo con sus hallazgos, los niños de paulatinamente van incrementando las interacciones sociales en el juego. En 1929, Parten completa su tesis doctoral en la cual desarrolla su teoría de las seis etapas del juego en los niños, de acuerdo con el grado de interacción con los demás.

  • Comportamiento libre: Esto ocurre cuando el infante no juega aún, sólo explora su entorno. Puede estar parado en un lugar o realizando movimientos aleatorios. Puede tomar los objetos con las manos y agitarlos, o introducirlos en su boca. Un ejemplo, es el juego que inician los adultos en el cual se tapan la cara o se aleja del perímetro visual del infante, mientras que éste los busca con la mirada. Luego el niño puede reproducir la acción de “esconderse” tapándose la cara.
  • Juego solitario: Se da cuando el niño está solo y se enfoca únicamente en la actividad que él realiza. No muestra interés o no es consciente de lo que otros hacen. Es más común en niños entre los dos y tres años de edad, en comparación con niños mayores. Es muy frecuente que se den los juegos repetitivos, como llenar y vaciar repetidamente una cubeta con bloques de madera. Otro ejemplo de este juego es lanzar un objeto y encontrarlo.
  • Juego del espectador: Sucede cuando el niño observa a otros jugar pero no participa. Puede involucrarse en otras formas de interacción social, así como conversar sobre el juego, sin unirse realmente al mismo. Este tipo de actividad también es más común en niños pequeños.
  • Juego paralelo: Transcurre cuando el niños juega separado de otros pero a la vez cerca de ellos, imitando sus acciones. Esta etapa se constituye en una suerte de transición entre el formas de juego más solitarias, a otras formas de juego que involucran la interacción con otros.
  • Juego asociativo: Se da cuando el niño está interesado en jugar con otras personas pero no en coordinar sus actividades con las de esas personas. También consiste en las formas de juego donde no hay actividades organizadas. Se observa más interacción con los demás, pero las actividades no están en sintonía. Puede ser que compartan materiales.
  • Juego cooperativo: Surge cuando el niño está interesado en jugar con otros y en las actividades que ellos realizan. Generalmente dichas actividades están organizadas y los participantes tienen roles. Usualmente se da en niños en edad escolar.

El juego y el desarrollo de las funciones cognoscitivas

El papel del juego en el desarrollo infantil

El psicólogo suizo Jean Piaget estudia el juego desde la corriente estructuralista.  Propone que el juego forma parte de las habilidades cognitivas del niño, porque representa la asimilación de la realidad según cada etapa del desarrollo. Piaget asocia tres estructuras básicas del juego de acuerdo con el desarrollo de dichas funciones cognoscitivas.

  • Juego de ejercicio: Son propios del estadio sensorio-motor, y por tanto de los primeros dos años de vida. Consisten en repetir una y otra vez una acción, por el placer de obtener una satisfacción inmediata.
  • Juego simbólico: Se da entre los dos y los siete años de edad. Consiste en simular situaciones, objetos y personajes que no están presentes en el momento del juego. Permite a los niños asimilar el entorno que les rodea, aprender los roles de la sociedad, desarrollar el lenguaje y favoreces la creatividad.
  • Juego reglado: Los juegos con reglas no se limitan a los juegos colectivos, como en los deportes o juegos de mesa. En los demás tipos de juegos también existen reglas que pueden ser implícitas o explícitas. Las mismas determinan lo que se espera de quienes participan en el juego.

El juego y el inconsciente

Desde el psicoanálisis, se entiende que juego constituye una forma genuina y privilegiada de expresión del inconsciente en los niños. En su obra Más Allá del Principio del Placer (1920) Sigmund Freud comentó sobre el juego infantil de uno de sus nietos de año y medio de edad. El Fort-Da consiste en lanzar un objeto pequeño a un rincón de la habitación o debajo de la cama haciendo un sonido que tanto la madre como Freud coincidían en que su significado era fort o fuera. En otras ocasiones repetía el juego con un carretel de madera, que tenía una cuerda con la que lo lanzaba y lo hacía volver emitiendo la palabra da que significa aquí.

Después de observarlo durante un tiempo, Freud concluyó que el pequeño repetía un escenario que no es agradable para él: la partida de la madre. Empero, ahora el niño tomaba papel activo, en una vivencia donde fue pasivo. Aunque sea revivir una experiencia dolorosa, va conectada a la ganancia de un placer de otra índole.

Freud reconoció la importancia del juego como vía para acceder al inconsciente, sin embargo no lo desarrolló profundamente en su teoría. Fueron sus sucesoras, Anna Freud y Melanie Klein quienes tomaron la batuta en el estudio del Psicoanálisis  en el trabajo terapéutico con niños. Sin ahondar en dichas disputas teóricas, se considera que el juego tiene una importancia intrínseca, más allá de un dispositivo propuesto por alguna concepción en particular. El niño que juega va introyectando el entorno a su psiquismo, mientras que va insertándose él en este entorno. A través del juego el niño experimenta situaciones placenteras, expresa sus emociones más profundas, elabora circunstancias difíciles de tramitar de otro modo, y pone en marcha el proceso creativo.

El juego en la actualidad

El papel del juego en el desarrollo infantil

Cuando un niño no juega o su juego se considera extraño, es una alerta de que algo puede estar sucediendo con éste niño. Pero qué ocurre cuando la sociedad promueve la aniquilación del juego como vehículo de creación y tramitación de los conflictos. La tecnología puede ser beneficiosa para el aprendizaje de los niños. Sin embargo, cuando su uso comienza en etapas muy tempranas merman el despliegue del interés natural por jugar.

Como hemos visto, el juego cumple brinda aportaciones en las diferentes áreas del desarrollo infantil:

  • Desarrollo motor: Estimula el desarrollo de la motricidad gruesa, fina y viso-motora, pues es la fuerza que impulsa la realización de la acción deseada por medio de movimientos y la coordinación de los mismos.
  • Desarrollo emocional: A través del juego, el niño puede tramitar situaciones conflictivas. Presta sus sentimientos y emociones relacionados con personas significativas y situaciones, para expresarlos en un rol más activo, distinto al rol pasivo que juegan en el entorno real.
  • Desarrollo cognitivo: Pone en marcha las habilidades cognitivas, que le permiten comprender su entorno, desarrollar el pensamiento y la creatividad.
  • Desarrollo social: A través del mismo se relacionan con los demás, surge la empatía, comunicación, solución de conflictos y la reciprocidad, entre otros.

Los padres, maestros y cualquier persona que esté en contacto constante con niños debe comprende la relevancia del juego en el desarrollo infantil, y propiciar las oportunidades que permitirán al niño la posibilidad del juego libre, imaginativo, creativo, que le permita experimentar su realidad y expresar sus emociones.

Texto escrito por: Roxana Palacios. Socia fundadora de Vital Minds. Psicoterapeuta psicoanalítica y psicóloga clínica.

Referencias bibliográficas:

  • FREUD, Sigmund (1920). Obras Completas: Más Allá del Principio del Placer. Amorrortu Editores. Buenos Aires, Argentina.