El descanso, ¿de qué se trata esta experiencia? Pertenecer al mundo despierta en nosotros desde el lente de formar parte de algo, el recordatorio en modo reloj biológico que nos orienta hacia nuestra dirección a socializar.
Ser seres sociales nos hace crear una consciencia basada en lo que ofrece el entorno. Nos impulsa el transformarnos en agentes reguladores para otros y eso puede determinarse con más viabilidad cuando nos abrimos a la posibilidad de mirarnos internamente a observar nuestras propias formas.
Esta cooperación entre partes en la que podemos transitar como agentes reguladores internos o hacia los demás, nos permite revisitar los lugares en donde guardamos recursos necesarios para afrontar la vida. Revisitar espacios es una tarea cautelosa que necesita de verificación sobre cuando y en qué oportunidades debemos detenernos para asignar pausas con propósitos.
Para sentir, necesitamos de estas pausas que nos permitan escuchar el ruido y de dónde es su proveniencia. Algunas veces incómodo, y otras no, este ruido puede ser la sinfonía que pueda brindarnos un ritmo.
Detenernos para autodenominarnos un ritmo nos ayuda a reconocernos y beneficiarnos de nuestra capacidad de representación mental y psíquica de distintas sensaciones propias y de los demás. Esta función es nuestra capacidad de mentalización, descrita por el psicoanalista Peter Fonagy, nos ayuda a diseñar una idea coherente de nuestra percepción.
Más descanso y su significado en nuestra salud mental
Las pausas pueden significar recuperar nuestra capacidad de pensar después de un momento difícil. En donde se hace más cercano darle permanencia a lo que sabemos y lo que somos capaces de hacer a través de nuestra fortaleza.
Nuestra percepción del mundo se revitaliza al pausar para ser exploradores y descubrir qué necesitamos en cada situación. Detenernos es cuidarnos. Esta identificación de lo que realmente necesitamos nos mueve hacia tomar un descanso que puede reiniciar o renovar nuestros recursos.
Clarificar un panorama que se siente denso o se ve borroso requiere de pausa para detenernos y ponernos en contacto con nuestros ideales, ver si hay oportunidad de modificación y ser capaces de sostener la tranquilidad a través de nuestras elecciones y decisiones.
Incluir pausas en nuestro ritmo, nos brinda la opción de mantener una continuidad flexible; nos mantiene congruentes con lo que nos funciona y a la vez nos regala la adaptación a nuevas experiencias.
Para tener una comparación sobre la importancia de nuestra productividad, en función de nuestro bienestar, es igual de necesario, incluir en nuestras referencias de autocuidado, el descanso.
Tomar consciencia de las pausas, significa que hemos hecho un trabajo interno en considerar que como seres humanos, necesitamos descansar.
Texto escrito por: Marjorie González. Psicóloga.
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2021/04/Untitled-design-2-scaled.jpg15152560Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2021-04-23 12:00:002021-10-24 15:12:05Experiencia de las pausas y el descanso
Desde pequeños, en muchas ocasiones al pasarnos algo desagradable, escuchábamos a nuestros cuidadores decir cosas como: “no pasa nada”, “no es para tanto”, “¡sacúdete!”. Veamos algunas consecuencias de “ser fuerte” todo el tiempo y su alto costo emocional.
Muchas personas hemos aprendido que “ser fuerte” implica: no llorar, hacer todo solos, no pedir ayuda, no aceptar nuestras emociones, no vivir duelos. ¿Esto es realmente alguien “fuerte”? He dudado mucho y más en estos últimos tiempos.
La pandemia ha dejado huellas profundas en la vida de muchos. ¿Cómo me “sacudo” esto? Yo pienso que no podemos, no como si fuese polvo.
“Ser fuertes” en tiempos difíciles
“No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción”, ¿has leído esta frase antes? Está por todas las redes sociales y puede confundirnos mucho cuando atravesamos tiempos difíciles.
Tienes muchas opciones para enfrentar las cosas que pasan por tu vida. Sin embargo, es importante que sepas que retener emociones y lágrimas puede tener consecuencias para nuestra salud emocional y mental. La profesora asistente de psiquiatría y psicología en la Universidad de Pittsburgh en Pennsylvania, Lauren Bylsma, explicó que los humanos son los únicos animales que lloran en la edad adulta y cuentan con lágrimas emocionales, las cuales pueden tener “funciones sociales más complejas para obtener el apoyo y el consuelo de los demás o para tener funciones comunicativas o de vinculación social” (Rogers, 2020).
Todo esto me lleva a pensar que, al contrario de lo que socialmente se piensa, “ser fuerte” es en realidad aceptar que está bien experimentar emociones difíciles, que está bien si necesitas ayuda, que está bien llorar.
Beneficios de llorar
Antes de contarte los múltiples beneficios de llorar, mencionaré el alto costo emocional de no hacerlo. Cuando no nos damos permiso de llorar podemos:
Somatizar nuestras emociones (reflejar en nuestro cuerpo el malestar en forma de resfriados, caída del cabello, comezón, dolor de estómago).
Aumentar la ansiedad y estrés.
Complejizar un duelo o situación.
Aumentar la sensación de ahogo y recurrir al aislamiento.
Sí, llorar no es placentero, sin embargo es un mecanismo que utiliza nuestro cuerpo para liberar tensión. Además, otros beneficios de llorar son:
Sensación de alivio.
Reduce la ansiedad y el estrés.
Nos ayudan a reorganizarnos internamente.
Aumentamos la empatía hacia nosotros.
No estoy promoviendo que lloremos todo el tiempo, solo que si queremos hacerlo podemos darnos el permiso y la oportunidad de ser vulnerables.
“Ser fuertes” desde la vulnerabilidad
Después de todo lo que leíste, ¿”ser fuerte” tiene otro significado? Para mí, definitivamente, sí. Ser fuerte para mí es tener el valor de ser vulnerables. La investigadora Brené Brown en su documental “La llamada de la valentía”, comparte que la vulnerabilidad es incertidumbre, riesgo y exposición emocional. Como la vida misma.
No todos los días sabemos cómo nos vamos a sentir, qué pensaremos o qué va a pasar, sin embargo nos levantamos decididos a vivirla. Hoy te invito a “ser fuerte” con vulnerabilidad, con amor y empatía hacia ti. Dándote permiso para llorar, sentir y florecer.
No tienes que siempre poder, no tienes que siempre querer y no tienes que hacer nada solo(a). El equipo de Vital Minds está contigo.
“¿Quién soy?” Una pregunta que muchos nos hacemos a lo largo de nuestra vida. La respuesta siempre dependerá de la etapa del ciclo vital en la que nos encontremos. Existe la creencia que si cambiamos, es decir, si modificamos nuestros pensamientos, conductas y sentimientos dejamos de ser nosotros mismos. Aquí entra en juego el poder de la autenticidad.
La verdad es que ser nosotros mismos dependerá de los cambios. Decir que soy la misma persona que cuando tenía 18 años no es cierto. Pasamos por situaciones agradables y desagradables que nos retan e impulsan hacia transformaciones. Entonces, cuando cambio ¿puedo ser más yo? ¿Qué es ser “más yo”? ¿Dónde entra la autenticidad aquí?
Autenticidad
Desde pequeños vamos construyendo una visión de cómo soy yo, cómo son los demás y el mundo que me rodea. Esto está basado en nuestra crianza, la educación académica que recibimos, los viajes que hacemos, la religión que practicamos, entre otras experiencias.
En algunas ocasiones, cuando vamos creciendo y pensamos diferente a nuestro núcleo familiar, solemos ser rechazados. No porque nuestra familia no nos ame, sino porque no pueden o se les hace difícil reconocernos cuando nos comportamos diferente.
Esto no es algo bueno o malo, sólo es. Lo importante de aquí es que si tu sientes que esas cosas que aprendiste ya no resuenan contigo, puedes dejarlo ir. La sensación de culpa o ansiedad que esto genere no se irá, así que hay que hacerlo a pesar del miedo. ¿Para qué? Para acercarnos a ser alguien con quien nos sintamos cómodos, alguien auténtico.
La investigadora y escritora Brené Brown, comenta en su libro “Los Dones de la Imperfección”, que la autenticidad es la práctica diaria de librarnos de lo que creemos que deberíamos ser y abrazar, en cambio, lo que realmente somos (Brown, 2010).
Cambiar para ser “más yo”
Los cambios son importantes y, a la vez, dolorosos. Representan duelos, emociones agradables y desagradables, dolor, alivio, y mucho más. La Psicóloga Isabel Ramírez escribió hace poco, en su cuenta de Instagram, que “crecer es sanar”, y pienso que es cierto. Cuando crecemos, nos damos cuenta que esto que pensaba, creía o sentía ya no resuena conmigo.
“Si cambio, ¿sigo siendo una persona auténtica?” Pienso que sí. Es más, considero que cuando nos cuestionamos nos acercamos a nuestra esencia en ese momento específico de nuestra vida. Los cambios representan adaptación y son sanos. Si cuando me caso me comporto de la misma manera que cuando estaba soltero, no creo que vaya a ser funcional para mí y mi nueva familia, ¿cierto?
¿Te da miedo cambiar? A mí también. Nos estamos despidiendo de una parte de nosotros que nos acompañó por mucho tiempo. Cuando decidas despedirte, puedes darle las gracias y dejarla ir. Sin ella, no seríamos quienes somos ahora.
Autenticidad VS Originalidad
Ahora, la clave no es sentir que todo el tiempo “necesito” cambiar. Esto llegará cuando quieras adaptarte a algo nuevo en tu vida o quieras dejar ir algún patrón de conducta o pensamiento que te hace sentir incómodo contigo.
Los cambios constantes lo hacen las personas que buscan ser originales. Ser original es distinto a ser auténtico. Una persona que busca ser original quiere innovar, crear algo que no existe. Está relacionado con una constante búsqueda de aprobación social y, quizás, no tanta aprobación personal, o sea, de ti mismo.
La autenticidad es poder mostrarme tal cual soy, a veces con mis nuevos cambios. La originalidad es buscar ser algo más. ¿Cuál de las dos posturas prefieres para ti?
Pasos para ser auténtico
Como, seguramente, has escuchado antes: “no existe un manual para ser humanos”. Cada uno tiene su propia esencia, su manera de ver el mundo y su momento de transformación individual. He estado pensando en esto y quisiera mencionar algunos puntos que, quizás, pueden ayudarte en la búsqueda hacia tu autenticidad:
Cuestiona tus valores y creencias: “¿Esto sigue siendo así para mí? Me siento incómodo con esta creencia, ¿la puedo modificar?”
Habla con alguien: Puedes hablar con algún familiar o amigo cercano sobre las transformaciones que quieres hacer para sentirte más cómodo contigo. También puedes buscar a un profesional de salud mental. Este, contará con herramientas efectivas para que puedas resolver tus dudas acompañado, contenido y seguro.
Ten paciencia contigo: Los procesos de transformación toman tiempo. De la noche a la mañana no podemos ver un cambio real. Te paciencia contigo. Poco a poco irás encontrando lo que buscas.
Dedícate tiempo: Busca espacios para conocerte mejor y conectar con aquellas cosas que te gustan hacer. Puedes lograrlo poco a poco. Pon una alarma de 30 minutos al día para hacer una actividad que te encante.
No creo en “ser la mejor versión de nosotros mismos”, porque ¿qué significa eso? Son estándares confusos y, a veces, expectativas inalcanzables. Creo en que podemos buscarnos mirando hacia dentro y nos encontraremos. A veces con miedo, ansiedad, estrés, frustración. Y, otras veces, con alegría, esperanza, amor, cariño. También con ambos tipos de emociones. Es lo que nos hace humanos. Aceptarlos nos hace auténticos.
El sentido de tu vida se la das tú. No hay libro de autoayuda ni “gurú” que defina cómo la “debes” vivir. Al final, cada decisión, casa paso que das, busca que sean conscientes. Que los des porque quieres que ese evento, momento o persona influya en tu vida. Búscate en ellos y que ellos se encuentren en ti. Esto es más fácil cuando la máscara se cae y sales tú, tu yo auténtico.
Texto escrito por: Stephanie Smith. Psicóloga.
Referencia:
Brown, B. (2010). Los Dones de la Imperfección.
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/09/habitos-mentales-2.jpg562558Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2020-09-16 09:00:292021-10-24 14:56:45El poder de la autenticidad
El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
Aldous Huxley (1894-1963) Novelista, ensayista y poeta inglés.
Es muy extraño que la amenaza de una enfermedad ocupe gran parte de nuestro pensamiento como sucede en estos días. Los medios no dejan de mostrarnos, ininterrumpidamente, historias relacionadas a la pandemia y casos de Covid-19, producidos por el nuevo virus, el rey de los virus, a quien se le nombra con el significante coronavirus.
Las plataformas virtuales están llenas de información que van desde consejos prácticos de como prevenir el que no enfermes, hasta estadísticas aterradoras y videos de terror, pasando sin dejar afuera, por el humor negro como estrategia para enfrentar el miedo que la incertidumbre despierta; especialmente, ante la no respuesta sobre como tendremos que reconstruirnos al finalizar esta cuarentena; porque lo que sabe, pero se quiere nombrar es que el Covid-19 llegó para quedarse.
Sin embargo, el miedo no es un sentimiento nuevo, sino qué en estos tiempos pasó a ser protagonista frente a la pandemia y la cuarentena. El miedo es un síntoma que ha existido desde que existe el hombre, es constitutivo, como lo son los huesos que conforman nuestro cuerpo. El miedo como síntoma, nos está diciendo algo, nos habla de un conflicto interno y de los mecanismos que reprimen su presentación. Si observan a su alrededor, no todos lo están viviendo igual.
Aunque el miedo se presentifica en un objeto externo y decimos, “le tengo miedo a…“, el miedo tiene un representante interno que es singular para cada uno y que busca representarse afuera en un “miedo a algo”; por ende, el miedo como síntoma es una formación de compromiso que nos cuentan sobre representaciones que están reprimidas en el inconsciente.
El miedo es un senti-miento, verdad mentirosa, que corresponde a lo humano; una desfiguración de lo real, como otros senti-mientos que conforman una cultura. Sin embargo, el plus de gozar puede conllevar a un vivir con miedo y con mucho sufrimiento, que le impide al sujeto acercarse a una nueva forma de satisfacer su deseo, quedándose atrapado en la imposibilidad y la insatisfacción.
Es importante destacar que, en líneas generales, existen dos tipos de miedo. El miedo real, donde verdaderamente existe un peligro, un riesgo a la integridad humana; y el miedo neurótico, donde se ha construido un peligro subjetivo y se siente una amenaza sobre algo que no existe. Aquello que retorna del inconsciente real, no simbolizado a través de la palabra, que vuelve desfigurado a nuestra consciencia; y que conlleva a la percepción de un peligro que solo le es propio para quien le habita; y que se vive como real, teniendo efectos y en algunos casos, movilizando conductas de evitación y afectos de angustia y tristeza.
Considero que en estos momentos que hemos aceptado estar confinados en cuarentena, la pregunta de cada persona puede estar alrededor de la pregunta: ¿y cómo vamos a volver a la normalidad?, ¿Cuál es la nueva norma? Y no cabe duda que esta relativa normalidad toma formas diferentes en la imaginación de cada uno; y éstan desde lo que piensan en que nada se podrá hacer, hasta los que ya se habrán comprando un traje especial para salir al mundo. En tal sentido, el miedo es una experiencia ante lo real del Covid-19, en la que la misma ciencia no ha podido dar una respuesta.
Entonces, ante lo inciertidumbre que se vive, ante la imposibilidad de respuesta que se vende, ante el desamparo, cabe la pregunta ¿cómo inventarse la vida? Y el miedo es la respuesta ante el sentir no poder hacer-se; y este se magnifica con la respuesta que da la ciencia, al dejar al sujeto atrapado en la estadística, en lo universal, en la serie de una categoria, y lo cierra en la posibilidad de hacer-se en lo singular y desde ahí, encontrar una salida.
¿Y que paraliza? El goce de sufrimiento del neurótico, lo paraliza en forma de miedo, un miedo al desamparo que termina impidiendo el moviendo a acceder a otras experiencias nuevas, o ciertos goces, como podría ser desarrollarnos en alguna otra forma de hacer-se o lo que fuere que se necesite para disfrutar la vida; o por lo menos, poder vivir, el tiempo que toque de vida para cada uno, de una manera diferente a la conocida, porque solo toca aceptar que el Covid-19, llegó para quedarse.
Sin embargo, para finalizar, no sé si le pondría la palabra miedo a a esta experiencia que describo y que ha estado desde siempre, sólo que el Covid-19 la ha puesto en la palestra; quizá podría llamarse resistencia, porque lo nuevo, hace resistencia aquello que ha sido encarnado en el inconsciente. ¿Y a que se hace resistencia? A perder ese velo que completa la falta en ser, pero en la que el sujeto se ha nombrado y he sido nombrado hasta antes de este pandemia.
Por eso, ante el tener que verse con un des-ser, un cambio que es costoso, porque dejar de ser lo que se ha sido para des-ser en otra forma de satisfacer el deseo, duele, cuesta y se paga con una cuota de sufrimiento; y este es el miedo (resistencia) que se podrá estar experimentando en este tiempo.
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/06/Canva-Woman-Wearing-Brown-Shirt-Inside-Room-scaled.jpg25601707Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2020-06-24 14:00:212021-10-24 14:51:11Miedos en tiempo de cuarenta: ¿y luego qué….?
¡Estamos viviendo una pandemia! Ya llevamos varios meses en aislamiento producto del COVID-19 y mucho se ha hablado y escrito sobre sus repercusiones en distintas esferas: sanitaria, económica, social y psicológica. Por primera vez en nuestras vidas nos encontramos ante una situación mundial de incertidumbre sobre el futuro. Esto nos puede producir malestar, y en muchos casos desencadenar sufrimiento psíquico. ¿Cómo podemos manejar la ansiedad en tiempos de pandemia?
Hace unos días leí una frase con respecto a la pandemia que decía que no estamos en el mismo barco, sino en el mismo mar. Dentro de este mar cada individuo se enfrenta a situaciones diversas en el barco que les ha tocado o en el que han podido construirse. Algunos hemos estamos en aislamiento desde antes de que el gobierno impusiera las medidas. Otros mantuvieron su estilo de vida habitual hasta que fue inevitable la cuarentena. Y muchos han seguido en las calles trabajando. Unos se las ven con el encierro, mientras que otros se enfrentan al virus cara a cara.
¿Qué es la ansiedad?
En términos generales, la ansiedad es una respuesta de anticipación involuntaria frente a estímulos que son percibidos por el individuo como amenazantes y/o peligrosos. Dichos estímulos pueden provenir del medio ambiente o de sensaciones y pensamientos de la persona.
Durante mucho tiempo, la ansiedad ha sido reconocida en psiquiatría como uno de los síntomas más comunes en la población. Las descripciones de la ansiedad en el ámbito clínico, por lo general se refieren a fenómenos mentales (aprensión, preocupación) y corporales (sofocación, palpitaciones, tensión muscular, fatiga, sudor y temblores). Además, hacen una distinción entre:
estados de ansiedad generalizados, en los cuales el malestar es continuo en el tiempo
ataques de pánico, que consisten en episodios de ansiedad aislados e intensos.
Otras corrientes psicológicas se han dedicado al estudio de la ansiedad, sus manifestaciones en las personas y métodos de tratamiento. Desde el Psicoanálisis, Sigmund Freud estudió de manera exhaustiva el fenómeno de la angustia. De acuerdo son su segunda teoría de la angustia, la misma es una reacción a una «situación traumática», acompañada de una experiencia de desamparo. Freud distingue entre:
angustia automática, en la que el estado surge directamente como resultado de una situación traumática,
angustia como señal, reproducida para alertar sobre una posible situación de peligro.
La situación global implica que esta pandemia representa un evento traumático para gran parte de la población mundial. En la actualidad, la tecnología ha jugado un rol primordial para mantenernos conectados con otras personas en la situación de aislamientos social. Sin embargo, proporciona una avalancha de información sobre cantidades de contagios, cuidados intensivos y fallecidos, aumentando el miedo general. Esta información nos mantiene alerta sobre la situación día a día, y a la vez que nos inunda de inseguridades. Muchos expertos en el área de salud mental consideran que existe una gran necesidad de intervención en esta área debido al aumento vertiginoso de problemas vinculados con la ansiedad y depresión en los últimos meses.
¿Cómo manejar la ansiedad en la pandemia?
También mucho hemos leído sobre diferentes métodos para manejar la ansiedad y surgen muchas interrogantes: ¿Cómo hacerlo por mí mismo? ¿Qué me puede funcionar a mí? Todo depende de la frecuencia con la que ocurra, intensidad del malestar, y cuánto esté afectando su capacidad para desempeñarse en actividades de la vida diaria, relacionarse con otras personas y tener momentos de bienestar.
En la mayoría de los casos podremos encontrar estrategias que nos ayudarán, mientras que en otros será necesaria la intervención de un profesional de la salud mental. Algunas recomendaciones incluyen:
Establecer una estructura. Los seres humanos necesitamos tener estructura, un orden que de alguna manera nos ayude a predecir ciertas situaciones y nos den confianza. Esperen, ¿qué día es hoy? ¿A cuántos de ustedes les ha pasado este pensamiento con frecuencia? En momentos de incertidumbre cómo los que estamos viviendo, es importante encontrar constancia en algunos de nuestros hábitos. Mantener una rutina nos da una sensación de tranquilidad y nos ayuda a ocupar nuestra energía de forma más productiva. Esto puede incluir hábitos de sueño, de alimentación, establecer horas para trabajar o estudiar, elegir momentos de recreación, etc. ¡Pero ojo, está rutina debe ser flexible! Sepan que habrán días en los que no se cumplirá a cabalidad, y no se sientan mal por eso.
Realizar actividades que nos den felicidad. Hazte esta pregunta, ¿hace cuánto que no te detienes a pensar en las cosas que te alegran? Muchas de estas actividades se realizan en espacios diferentes a tu casa. Pero cuáles de ellas podrían adaptarse a esta nueva realidad. Algunas de ellas pueden estar relacionadas con talentos que has desarrollado en tu vida, o algunos que estás por descubrir. Muchas personas me cuentan cómo en la cuarentena han encontrado alegría en cocinar, y hasta en limpiar, ¡créanlo o no! Otros tienen que ver con actividades artísticas como: pintar, escribir, bailar, tocar algún instrumento musical o cantar. Pero no tiene que ser algo sofisticado, puede ser que sentarte en tu balcón a ver el atardecer sea un momento de dicha en tu día. Elegir esas actividades que te alegran es una decisión personal basada en tus intereses.
Cuidar de nuestra salud física. Muchas personas entienden el cuerpo y la mente como dos opuestos. Lo cierto es que somos un todo y cada aspecto de nuestra existencia está conectada con los demás. La ansiedad puede afectar nuestros patrones de sueño, algunos pueden tener dificultades para dormir mientras que otros duermen todo el día. También impacta nuestros hábitos alimenticios, muchos pueden perder el apetito, y ¿cuántos de ustedes comen cuando están ansiosos? Está comprobado que en muchos casos realizar alguna actividad o ejercicio físico tiene un impacto positivo en nuestro estado de ánimo en general.
Realizar prácticas de mindfulness. Muchas personas están descubriendo los beneficios de realizar prácticas que los ayuden a conectarse con el momento actual. Esta alternativa ha sido recomendada por profesionales de la psicología en todos el mundo. Principalmente porque pueden traer calma a la mente, mientras que son fáciles de realizar en casa. Estas prácticas incluyen yoga, ejercicios de respiración y meditación.
Hablar sobre tus emociones. Muchas veces una conversación con alguien en quien confíes, en tu entorno familiar o social, puede ayudarte a sentir más calma. El simple hecho de contar con un oido para desahogarte de eso que te está produciendo ansiedad puede ayudar y dar la sensación de estar acompañado.
Recibir atención psicológica. Si la ansiedad se siente muy intensa o muy frecuente al punto de que te impide realizar o disfrutar actividades diarias, es momento de considerar recibir atención de un profesional. Sabemos que por la situación actual los consultorios psicológicos permanecen cerrados, pero muchos profesionales de la salud mental están ofreciendo sus servicios en modalidad online. Del mismo modo, hay línea telefónica habilitadas para proporcionar atención psicológica a quien lo necesite.
Hoy mas que nunca es primordial cuidar de nosotros mismos y demuestra salud mental, especialmente ahora que estamos viviendo una pandemia. Si llegas a un punto en el cual sientes que no puedes hacerlo por tus propios medios no dudes en buscar ayuda profesional.
Texto escrito por: Roxana Palacios. Socia fundadora de Vital Minds. Psicoterapeuta psicoanalítica y psicóloga clínica.
https://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/06/Canva-Man-in-Blue-and-Brown-Plaid-Dress-Shirt-Touching-His-Hair-scaled.jpg17072560Vital Mindshttps://vitalmindsweb.com/wp-content/uploads/2020/05/Icon-full-300x255.pngVital Minds2020-06-03 13:00:462021-10-24 14:26:49Manejo de la ansiedad en tiempos de pandemia