La validación emocional en la infancia
Cuando las persona tomamos la decisión de ser padres, hay muchos sentimientos encontrados y una gran lista de cosas por hacer. Es importante tener una preparación económica, un hogar estable, y, en algunas ocasiones, nos olvidamos que también es crucial la preparación emocional. Al conocer sobre las emociones, algo que es vital es aprender sobre la importancia de la validación emocional en la infancia.
El psiquiatra y psicoanalista británico, Donald Winnicott (1945), quien hizo múltiples estudios sobre la relación de la madre y su bebé y de la primera infancia, expuso que gran parte de los trastornos emocionales tienen un origen en la primera infancia. Con esto en mente, se vuelve aún más importante conocer el tema de las emociones para ayudar a nuestros hijos a manejarlas de una manera eficiente.
Padres emocionalmente involucrados
Antes de enseñarles a nuestros hijos sobre las emociones, es importante que los padres hayamos pasado por este proceso. Muchas veces vemos a padres diciéndoles a sus hijos cómo lo tienen que hacer y no se lo modelan. El primero medio de aprendizaje de los niños es a través de la observación.
Si sólo les decimos lo que tienen que hacer y no se los mostramos, será muy difícil que lo aprendan. Cuando de emociones se trata, un manejo inadecuado de las mismas, se podría observar a través de gritos, reclamos, frustraciones y hasta maltrato físico o verbal.
Expresar de manera sana nuestras emociones, podría hacer que nuestros hijos puedan observar un buen manejo de las emociones y, por ende, aprender a hacerlo. Si te sientes identificado(a) en este punto, ¡no estás solo(a)! Hay muchos profesionales de la salud mental allá afuera que con gusto te pueden apoyar en este proceso de conocerte.
Emociones “positivas” y “negativas”
Otro punto clave para aprender sobre las emociones es que no existen emociones “positivas” o “buenas”, ni tampoco “negativas” o “malas”. Las emociones son reacciones psicofisiológicas. Esto quiere decir que tienen una raíz biológica. No las podemos evitar ni controlar. Pero, la buena noticia, es que sí las podemos manejar.
El vocabulario emocional que utilicemos será crucial para la interpretación que le den nuestros hijos a las emociones. En lugar de ver las emociones en polos extremos, podemos decir que las emociones solo son, y eso es suficiente.
Como a los seres humanos nos encanta clasificar, podemos utilizar palabras más amables como “agradables” o “placenteras”, cuando nos referimos a emociones como la felicidad, la tranquilidad o la calma; y “desagradables” o “displacenteras”, para nombrar emociones como la tristeza, el enojo o el miedo.
Permisos emocionales
Este término es sumamente valioso ya que, en muchas ocasiones, no nos damos la oportunidad de manifestar o hablar de nuestras emociones. A veces, esto es debido a que en nuestra propia infancia nuestros padres, con las herramientas que tenían, pensaron que lo mejor era criar hijos “fuertes”, ¿qué significa realmente eso? Ahora, con todos los estudios que se han hecho, sabemos que “ser fuerte” es cuando una persona puede abrirse y expresarse libremente.
Cuando nos damos permiso, es cuando tocamos base con nuestra emoción. Le decimos “está bien que estés aquí, te acepto”. Las emociones hablan más que mil palabras. Cada vez que sentimos algo, es cuando la emoción está tratando de comunicarnos algo importante sobre cómo nos estamos sintiendo con respecto a una persona, una situación o el ambiente en general.
Darte permisos emocionales a ti mismo(a), hará que puedas darle permiso a tus pequeños de expresarse libremente y poder construir una personalidad más auténtica.
Validación emocional
Cuando conocemos sobre nuestras emociones, las nombramos, las aceptamos y nos damos permiso de sentirlas es cuando la podemos ver y validar en otros. La validación emocional no es más que decirle a otro que “está bien lo que estás sintiendo en este momento”.
Todas las emociones son válidas, desde el enojo hasta la alegría y el miedo. A veces, la expresión de la misma, como los gritos, empujones o mordidas, no son la manera más adecuada de expresarlas. Pero eso no significa que esa emoción no sea “correcta”. Es importante recordar, que no tenemos que estar de acuerdo con la emoción que está sintiendo nuestro hijo(a). Tampoco es necesario decirles lo que nosotros haríamos en su lugar. Tu hijo o hija, es lo suficientemente capaz de decidir qué hacer y si tú estás ahí para hacerle compañía será mucho más fácil.
Para validar las emociones de tus hijos, puedes utilizar frases como: “creo que me sentiría igual en esa situación”, “que difícil debe ser esa situación para ti”, “veo que estas triste, aquí estoy si me necesitas”, “está bien todo lo que sientes”.
Cuando tenemos niños pequeños, también podemos validar sus emociones. Cuando el bebé llora, le podemos decir: “veo que estás enojado(a) porque tienes hambre, ya vamos a comer”; si son niños más grandes, lo ideal es ponerse a su nivel (agacharse o sentarse), y exagerar la expresión fácil de la emoción para que puedan conectar con lo que sienten ustedes y así, poco a poco, podrá ir reconociendo en las caras de otros sus emociones.
Invalidación emocional
Aunque muchas veces creemos que diciendo frases como: “todo va a estar bien”, “no es para tanto”, “no llores”, “mira, ya va a pasar”, “¡cálmate!”, “no te sientas así”; estamos “tratando de hacerlos sentir mejor”, lo que en realidad hacemos es que los invalidamos y puede ser que, la próxima vez que se sientan de una manera, no querrán expresar esa emoción con nosotros porque no sienten que es bienvenida.
Sé que, a veces, queremos que nuestros hijos no sientan dolor o miedo, pero esas emociones y sensaciones son parte de la vida. Evitar el sufrimiento creará más sufrimiento y, puede ser que, resentimiento cuando sean adultos.
Papá, mamá, sé que estás haciendo lo mejor que puedes con las herramientas emocionales que tienes. Y, te quiero invitar a que sepas que puedes adquirir muchas más. Tú decides, si quisieras que tus hijos se sientan emocionalmente empoderados para poder expresarse libremente siempre. Que puedan decir lo que sienten, quieren y necesitan sin achicarse y sin ser agresivos.
Eres un padre suficientemente bueno. Por eso, estás leyendo esto.
Texto escrito por: Stephanie Smith. Psicóloga.
Referencia Bibliográfica:
- Winnicott, D.W. (1945). Desarrollo Emocional Primitivo.