¿Qué es el apego?
El vínculo con las personas nos brinda la oportunidad de manifestar la representación que tenemos de los demás en forma de afecto. La mayoría de las veces tenemos presente que contamos con un grupo de apoyo, o inclusive «personas favoritas» a quienes recurrir. Consideramos que nuestro auto-cuidado, depende un 100% de nuestro empeño y consciencia. Sin embargo, esta red de apoyo puede ser el soporte que nos proporcione afecto. Y de esta manera, sintamos que somos capaces de ver el mundo de una nueva forma. Veremos la relación de este afecto con el apego.
¿Cómo surge este afecto?
La afectividad en nuestras vidas es esencial. Así sea que lo experimentemos nosotros mismos, o lo manifestemos hacia los demás. Todo lo que rodea al concepto que tenemos de afecto, viene con nosotros desde nuestros primeros momentos de vida. Desde esos mini instantes mágicos, estamos formulando ciertas referencias para saber cómo vamos a dar afecto y cómo vamos a recibirlo. Nuestros cuidadores primarios influyen muchísimo en estas referencias.
De carácter universal
Para cada quien, el afecto se siente y se expresa de una forma particular. Entonces, fabricamos un concepto de lo que significa, que se ajusta a nuestro ser y se manifiesta a través de apego. En la teoría, apego significa un vínculo afectivo o enlace entre un individuo y una figura de apego (por lo general un cuidador).
Este apego nos proporciona confianza para reconocer emociones e identificar lazos afectivos que nos permiten incorporar referencias. Así como discernir, quiénes son sinónimo de espacio seguro para nosotros. Los seres humanos, necesitamos de seguridad emocional. Este aspecto emocional que se da a través del vínculo que logramos con los demás, funciona como un organizador psíquico que puede promover el equilibrio interno. De este modo, esta es una sensación universal.
Anatomía del apego
Impregnados de la necesidad de contacto, el apego nos posibilita la cercanía con el otro. Entonces, da forma al modo de construir el mundo que nos rodea y la acomodación del vínculo a través de tres componentes esenciales:
- Conductual, que se ve reflejado en la búsqueda adaptativa de regulación emocional por medio de la proximidad.
- Cognitivo, que se representa en nuestro modelo mental de lo que hemos interiorizado, y de qué formas podemos acceder de a este modelo, reflexionar y convertirlo en disponible al mundo.
- Afectivo, experiencia afectiva asociada a sentimientos que despiertan la seguridad emocional hacia nosotros mismos y los demás.
Accesibilidad, disponibilidad y continuidad
Al entender nuestro modo en que nos desenvolvemos emocionalmente, nos encontramos en la capacidad de acceder a estas sensaciones, de convertirlas disponibles a los demás y de brindarnos formas singulares a través de los distintos vínculos de hacerlas sostenibles.
El psicólogo John Bowlby, en su teoría del apego, describe tipos de apegos que se ven involucrados en esta accesibilidad, disponibilidad y sostenibilidad a lo largo de nuestra vida:
- Seguro, cercanía y afecto de cuidadores primarios, ofrecimiento de reconocimiento afectivo y mental que abre la posibilidad de generar sensación de autonomía, capacidad de sentir seguridad emocional y facilidad de regulación.
- Desorganizado, falta de comprensión mental a través de lejanía emocional de cuidadores primarios que no permite la identificación propia, se ve reflejado en desregulación y falta de autocontrol.
- Ambivalente, fluctuación constante entre el reconocimiento y no reconocimiento en los primeros momentos de vida que desencadenan respuestas ansiosas con sensación de estar atrapado(a) en la ambivalencia.
- Evitativo, se ve reflejado en la autosuficiencia precoz en etapa de necesidad de cuidado que da lugar a una independencia exagerada. Esta separación excesiva puede generar actitudes controladoras e intrusivas.
La sostenibilidad de estos tipos de apegos puede variar. A través de los distintos vínculos y contacto con otras personas con distintas formas de relacionarse podemos darle continuidad o no a la forma de entender el afecto.
Inicios de desarrollo de mentalización
El alcance del afecto en los primeros momentos de vida es expansivo. Amplia con proyecciones a lo largo de nuestra vida. Las primeras interacciones con nuestros cuidadores primarios, cargadas de lazos afectivos y apego, nos garantizarán un reconocimiento propio fortalecido o debilitado.
Este reconocimiento nos brinda una apertura única a nuestra capacidad de representación mental y psíquica de distintas sensaciones propias. Así como aquellas de los demás, a las que también les asignamos pensamientos. Diferenciarnos a través de auto-reconocimiento nos permite entender mejor las emociones, cuestionar cómo o por qué se generaron y controlarlas para elegir el curso de nuestro enfoque y atención.
Requisito evolutivo
“Tenemos que partir de un modelo dialéctico del desarrollo del sí mismo, de acuerdo al cual la capacidad del niño para desarrollar una idea coherente de la psique depende de manera decisiva de si acaso él mismo se siente percibido como una psique por parte de su figura de apego”
Peter Fonagy. Psicólogo clínico y psicoanalista.
El apego nos posiciona ante una ventaja evolutiva. El sentir la seguridad de lograr cercanía emocional con otros nos ofrece la posibilidad de incorporarnos en las etapas del ciclo vital. Dictaminamos nuestra adapatación y comprensión del mundo a través de sentirnos emocionalmente seguros. La acumulación de nuestras experiencias se realza una vez inmersa desde la puerta del vínculo con los demás.
Texto escrito por: Marjorie González. Psicóloga.
Referencias:
- Fonagy, P.; Gergely, G.; Jurist, E.; Target, M. (2002). Apego, Mentalización, y Desarrollo del Yo