Terapia psicológica

¿Cómo saber si estoy listo para ir a terapia?

Terapia psicológicaA lo largo de nuestra vida podemos identificar momentos en los que no hemos estado nada bien. Muchos nos hemos cuestionado sobre si necesitamos ayuda o no. Te has preguntado: ¿cómo saber si estoy listo para ir a terapia? Si lo has hecho, podría ser una buena señal. Podrías estar buscando un espacio de autocuidado diferente.

Según la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), la terapia o psicoterapia es un tratamiento de colaboración basado en la relación entre una persona y el psicólogo.

Las sesiones psicoterapéuticas de los adultos suelen utilizar el diálogo como base. Sin embargo, en niños y adolescentes son más frecuentes las evaluaciones psicológicas de lápiz y papel. Todo dependerá de lo que necesiten.

Aún existen muchos mitos alrededor de ir a terapia. Suele asociarse con enfermedad. La verdad es que la mayoría de las personas que van a terapia, no suelen tener un trastorno mental. Suelen reportar malestar emocionalmente significativo. Algunos síntomas, podrían estar interfiriendo con su vida diaria.

¿Cómo identifico si tengo un malestar emocional?

Como mencioné, las razones para ir a terapia son muy variadas. Este proceso sólo funciona si la persona, voluntariamente, toma la decisión de ir. En el caso de los niños y adolescentes, los padres juegan un rol importante para que todo fluya en armonía.

La decisión de ir a terapia se asocia a un malestar emocional. Este podría presentarse a nivel de pensamientos, conductas y/o manejo emocional. Esto dependerá de la realidad de la persona que decida ir. No del contexto cultural o la realidad de los que le rodea. Mencionaré algunos síntomas que podrían ayudarte a tomar la decisión:

  • Sueles irritarte con facilidad y mucha frecuencia.
  • A menudo, te sientes insatisfecho(a).
  • Experimentas cansancio, dolores de cabeza, dolores de estómago de manera constante.
  • Te cuesta responsabilizarte de tus emociones y acciones.
  • Te preocupas excesivamente.
  • Tienes conductas que sobrepasan tu capacidad de manejarlas (tomar alcohol, alto consumo de drogas).
  • No puedes concentrarte.

¡Y la lista sigue! Todo dependerá de lo que sientas que quieres trabajar. También, puede que ninguna de las anteriores se conecte contigo. Quizás solo busques un espacio para conversar sobre decisiones que quieres tomar. Como un cambio de trabajo, mudanza, la decisión de casarte, entre muchas otras cosas cotidianas.

¿Cómo hago mi primera cita?

Sé que quizás esto podría despertar diferentes emociones. La primera vez en la que hacemos cualquier cosa podríamos experimentar algo de nervios, estrés o ansiedad. Lo importante es que agarres estas emociones y las lleves contigo a dar el primer paso.

Si tienes amigos psicólogos, puedes pedir referencias de colegas que te puedan apoyar. También, existen diferentes clínicas en Panamá que cuentan con profesionales idóneos, como Vital Minds. Está ultima parte es importante. Todos los psicólogos debemos contar con un código de idoneidad profesional (CIP) para dar este tipo de atención.

Para hacer tu primera cita, levanta el teléfono o abre tu WhatsApp. Sí, suena más fácil de lo que es. Toda decisión requiere un poco de valentía. Cosa que sé que tú tienes.

¿Qué le digo? Está pregunta es clave. Puedes preguntarle dónde atiende o la modalidad de atención  (virtual o presencial), dependiendo de lo que busques. Cuál es su tarifa por cita, qué tipo de especialidad tiene. Y todo lo que pienses que sea relevante para ti.

¿Cómo disfrutar el proceso?

Terapia psicológicaNo te voy a mentir, el proceso no es fácil. Hay muchas cosas que se mueven dentro. Junto a tu terapeuta, empezarás a explorar muchos eventos de tu vida. Probablemente, algunos eventos los recuerdes mejor que otros.

Lo importante es que estés dispuesto a trabajar por ti y para ti. El proceso vendrá solo. Tú lo llevarás como te sientas cómodo. Tu terapeuta no te dejará solo. Estará contigo en cada lágrima, risa, emoción. Cuando sientas que ya no puedes más, tendrás un oído activo para ti.

Te invito a que si algo de este artículo resonó contigo, hagas la llamada. Hoy es el día en el que estás listo para ir a terapia.

Texto escrito por: Stephanie Smith. Psicóloga.

Fuentes:

  • Asociación Americana de Psicología
el apego

¿Qué es el apego?

El vínculo con las personas nos brinda la oportunidad de manifestar la representación que tenemos de los demás en forma de afecto. La mayoría de las veces tenemos presente que contamos con un grupo de apoyo, o inclusive «personas favoritas» a quienes recurrir. Consideramos que nuestro auto-cuidado, depende un 100% de nuestro empeño y consciencia. Sin embargo, esta red de apoyo puede ser el soporte que nos proporcione afecto. Y de esta manera, sintamos que somos capaces de ver el mundo de una nueva forma. Veremos la relación de este afecto con el apego.

¿Cómo surge este afecto?

El apegoLa afectividad en nuestras vidas es esencial. Así sea que lo experimentemos nosotros mismos, o lo manifestemos hacia los demás. Todo lo que rodea al concepto que tenemos de afecto, viene con nosotros desde nuestros primeros momentos de vida. Desde esos mini instantes mágicos, estamos formulando ciertas referencias para saber cómo vamos a dar afecto y cómo vamos a recibirlo. Nuestros cuidadores primarios influyen muchísimo en estas referencias. 

De carácter universal

Para cada quien, el afecto se siente y se expresa de una forma particular. Entonces, fabricamos un concepto de lo que significa, que se ajusta a nuestro ser y se manifiesta a través de apego. En la teoría, apego significa un vínculo afectivo o enlace entre un individuo y una figura de apego (por lo general un cuidador). 

Este apego nos proporciona confianza para reconocer emociones e identificar lazos afectivos que nos permiten incorporar referencias. Así como discernir, quiénes son sinónimo de espacio seguro para nosotros. Los seres humanos, necesitamos de seguridad emocional. Este aspecto emocional que se da a través del vínculo que logramos con los demás, funciona como un organizador psíquico que puede promover el equilibrio interno. De este modo, esta es una sensación universal. 

Anatomía del apego

Impregnados de la necesidad de contacto, el apego nos posibilita la cercanía con el otro.  Entonces, da forma al modo de construir el mundo que nos rodea y la acomodación del vínculo a través de tres componentes esenciales:

  • Conductual, que se ve reflejado en la búsqueda adaptativa de regulación emocional por medio de la proximidad. 
  • Cognitivo, que se representa en nuestro modelo mental de lo que hemos interiorizado, y de qué formas podemos acceder de a este modelo, reflexionar y convertirlo en disponible al mundo.
  • Afectivo, experiencia afectiva asociada a sentimientos que despiertan la seguridad emocional hacia nosotros mismos y los demás.

Accesibilidad, disponibilidad y continuidad

Al entender nuestro modo en que nos desenvolvemos emocionalmente, nos encontramos en la capacidad de acceder a estas sensaciones, de convertirlas disponibles a los demás y de brindarnos formas singulares a través de los distintos vínculos de hacerlas sostenibles.

El psicólogo John Bowlby, en su teoría del apego, describe tipos de apegos que se ven involucrados en esta accesibilidad, disponibilidad y sostenibilidad a lo largo de nuestra vida:

  • Seguro, cercanía y afecto de cuidadores primarios, ofrecimiento de reconocimiento afectivo y mental que abre la posibilidad de generar sensación de autonomía, capacidad de sentir seguridad emocional y facilidad de regulación.
  • Desorganizado, falta de comprensión mental a través de lejanía emocional de cuidadores primarios que no permite la identificación propia, se ve reflejado en desregulación y falta de autocontrol.
  • Ambivalente, fluctuación constante entre el reconocimiento y no reconocimiento en los primeros momentos de vida que desencadenan respuestas ansiosas con sensación de estar atrapado(a) en la ambivalencia.
  • Evitativo, se ve reflejado en la autosuficiencia precoz en etapa de necesidad de cuidado que da lugar a una independencia exagerada. Esta separación excesiva puede generar actitudes controladoras e intrusivas.

La sostenibilidad de estos tipos de apegos puede variar. A través de los distintos vínculos y contacto con otras personas con distintas formas de relacionarse podemos darle continuidad o no a la forma de entender el afecto.

Inicios de desarrollo de mentalización

el apegoEl alcance del afecto en los primeros momentos de vida es expansivo. Amplia con proyecciones a lo largo de nuestra vida. Las primeras interacciones con nuestros cuidadores primarios, cargadas de lazos afectivos y apego, nos garantizarán un reconocimiento propio fortalecido o debilitado.

Este reconocimiento nos brinda una apertura única a nuestra capacidad de representación mental y psíquica de distintas sensaciones propias. Así como aquellas de los demás, a las que también les asignamos pensamientos. Diferenciarnos a través de auto-reconocimiento nos permite entender mejor las emociones, cuestionar cómo o por qué se generaron y controlarlas para elegir el curso de nuestro enfoque y atención. 

Requisito evolutivo

“Tenemos que partir de un modelo dialéctico del desarrollo del sí mismo, de acuerdo al cual la capacidad del niño para desarrollar una idea coherente de la psique depende de manera decisiva de si acaso él mismo se siente percibido como una psique por parte de su figura de apego”

Peter Fonagy. Psicólogo clínico y psicoanalista.

El apego nos posiciona ante una ventaja evolutiva. El sentir la seguridad de lograr cercanía emocional con otros nos ofrece la posibilidad de incorporarnos en las etapas del ciclo vital. Dictaminamos nuestra adapatación y comprensión del mundo a través de sentirnos emocionalmente seguros. La acumulación de nuestras experiencias se realza una vez inmersa desde la puerta del vínculo con los demás. 

Texto escrito por: Marjorie González. Psicóloga.

Referencias:

  • Fonagy, P.; Gergely, G.; Jurist, E.; Target, M. (2002). Apego, Mentalización, y Desarrollo del Yo
Lenguaje centrado en la persona

Lenguaje centrado en la persona

El lenguaje centrado en la persona es un concepto que leí por primera vez en un artículo de Kathie Snow, y que me parece relevante aún hoy. Fue el primer material que trabajé en el Programa de Liderazgo en Inclusión en Escuelas Internacionales, el cual estudio hace dos años y que estoy por terminar. Hoy en día es muy fácil establecer etiquetas basadas en una lista de síntomas o una condición particular y este punto de vista devuelve a algunos individuos su dignidad como personas más allá de los diagnósticos.

Las bases de la inclusión

La UNESCO define la educación inclusiva en su documento conceptual así:

La inclusión se ve como el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niños y niñas.

Pero cómo podemos cumplir con este modelo si hablamos de minusválido, discapacitado, retrasado, etc. Muchas veces hemos escuchado a alguien referirse así de otra persona, incluso puede que hayamos caído en esto nosotros mismos. Cuando lo hacemos, estamos nombrando a una sujeto en su totalidad, sólo por medio de un diagnóstico que le ha sido asignado. Ésta es la base para la inclusión y del lenguaje centrado en la persona, eliminar los estereotipos y ver primero a quien en realidad importa: a la persona.

¿Qué es una discapacidad?

Language centrado en la personaNo existe hasta ahora un consenso en una definición única de discapacidad. De acuerdo con Snow, es un simple descriptor de un diagnóstico médico. Además, se convierte en un pasaporte sociopolítico para recibir servicios o un estatus legal. Donde sí hay unanimidad es en el hecho de que constituye el grupo más inclusivo y diverso. Puesto que circunscribe a personas de todas las edades, géneros, religiones, niveles socioeconómicos, etc.

Existen muchas concepciones erradas sobre las personas con alguna discapacidad. Por ejemplo, que sufren de alguna condición, que se les dificulta ser normales o que son víctima del destino. La realidad es que todos sufrimos de algo y la normalidad es una idea muy relativa. Unas de las pocas características que podrían tener en común son los prejuicios y la ignorancia que se tienen con respecto a ellos. Y sobre todo, un punto que Snow resalta y que es harto impactante: cualquier persona puede unirse a este «grupo» en cualquier momento. Ya sea en el nacimiento o adquirido posteriormente.

Según el abordaje del lenguaje centrado en la persona, en lo que todos debemos estar de acuerdo es que las personas con discapacidad son personas primero. No se definen, ni se deben nombrar con una etiqueta que no los representa. Snow propone un nuevo paradigma según el cual la discapacidad es algo natural. Redefine el concepto como “una parte del cuerpo que funciona diferente.” Las necesidades de una persona no son especiales para él/ella.

El poder de las palabras

Las palabras que se utilizan sobre una persona tienen un gran impacto en ella. No es lo mismo afirmar que un niño es malcriado, a decir que tuvo una conducta particular que molestó a otra persona. Del mismo modo, nombrar a una persona como un “discapacitado”, implica que es menos capaz que los demás para tener éxito o lograr metas. Desafortunadamente, en la actualidad ciertos diagnósticos tienen una connotación negativa que baja las expectativas. Cuando lo que realmente importa son las fortalezas y necesidades de esa persona.

Algunos detractores argumentan que hay condiciones como el autismo que son parte importante de su identidad. Agregan que utilizar este modelo busca negar dicha condición como algo negativo. Sin embargo, es todo lo contrario puesto que se trata de reconocer que hay una necesidad particular. Aceptar que si bien esta necesidad ha contribuido de una forma importante en quién soy, no me define en mi totalidad. 

No se trata de utilizar eufemismos o palabras políticamente correctas. Con mucha frecuencia, lo que los demás dicen y/o esperan de nosotros tiene un impacto importante. Tal como el concepto de la profecía que se auto-cumple propuesta por Robert Merton:

Una vez que una persona se convence a sí misma de que una situación tiene un cierto significado, y al margen de que realmente lo tenga o no, adecuará su conducta a esa percepción, con consecuencias en el mundo real.

El siguiente video ilustra muy bien esta idea que hemos desarrollado en el presente artículo:

El lenguaje centrado en la persona

Lenguaje centrado en la personaEl lenguaje centrado en la persona pone al individuo antes que a la discapacidad. También describe algo que la persona tiene, mas no quien esta persona es. Según este enfoque, una persona no es su discapacidad, y su potencial no puede ser predicho por su diagnóstico. Por lo cual propone que se deben escoger respetuosamente las palabras que se utilizan para referirse a alguien. Así como ser conscientes de las actitudes y acciones que esas palabras generan en los demás.

Las categorías médicas y/o psicológicas deben limitarse a los entornos profesionales para facilitar la comprensión de un caso en particular. Así mismo como en el ámbito legal en algunos países. Sin embargo, se debe considerar el caso por caso y respetar la singularidad de cada sujeto. A pesar de las coincidencias sintomáticas que comparten con otros. Está de más decir que estas categorías son irrisorias en los ámbitos sociales y familiares, pues no tienen utilidad alguna.

Snow propone que en ciertas circunstancias, y cuando sea apropiado, podemos compartir información sobre las necesidades particulares que pueda tener una persona. Siempre de una forma muy respetuosa que no atente contra su dignidad. Por ejemplo, una persona con miopía no lleva la etiqueta de «el miope», ni es su carta de presentación. Este sujeto necesita lentes que lo ayuden a ver mejor. Otro individuo necesitará una silla de ruedas para movilizarse, y así sucesivamente.

El cambio está en la actitud

De acuerdo con Snow, el problema real no está en la persona con discapacidad sino en la actitud de los demás. Siguiendo esa línea, propone que un cambio en nuestras actitudes lleva a cambios significativos en nuestras acciones. Me gustaría concluir con un párrafo que refleja exactamente lo que este cambio de mentalidad implica:

Si los individuos con discapacidad y los miembros de sus familias se vieran a sí mismos como ciudadanos en todo derecho, quienes pueden y deber ser incluidos totalmente en todas las áreas de la sociedad, nos enfocaríamos en lo que realmente importa: vivir una vida real en un mundo real, disfrutando de relaciones y experiencias ordinarias, y teniendo grandes sueños (como cualquier persona lo haría), en lugar de vivir una vida especial y segregada en un mundo de discapacidad, donde los servicios, las bajas expectativas, la pobreza, la dependencia y la falta de esperanza son la norma.

Esto es para reflexionar …

Texto escrito por: Roxana Palacios. Socia fundadora de Vital Minds. Psicoterapeuta psicoanalítica y psicóloga clínica.

Referencias:

 

Saber y sabor de ser padres

Ser padres no es algo que esté dado a priori. Contrario a lo que nos enseñan y lo que dictamina nuestra cultura y algunas religiones, las mujeres y los hombres no son padres de forma natural o espontánea. No es un esencialismo que viene dado por el hecho de podernos reproducir. Tener un hijo es una cosa, y ser padres, ejercer la maternidad y la paternidad, es otra cosa.

Quizá esta idea pueda parecer en primera instancia escandalosa. Sin embargo, nuestra cotidianidad muestra constantemente cómo hay personas que tienen hijos sin el deseo de tenerlos o criarlos. Padres de cuerpo presente pero ausentes en su función, padres no presentes pero que sí ejercen su función, personas que sin haber procreado a un niño lo asumen como propio y lo crían. Y un sinfín de posibilidades más que muestran como nuestra capacidad reproductiva es algo del organismo. Esto puede o no estar acompañado del deseo y el amor por ese hijo, por cuidarlo, criarlo. Pero sobre todo, acompañarlo en un recorrido que a veces tiene un sabor dulce y otras amargo. Y cuando digo padres me refiero tanto a la madre como al padre, a ambos.

Función materna y función paterna

Por eso el Psicoanalisis Lacaniano habla de la función materna y la función paterna. Podemos definirlas como aquellas funciones necesarias para garantizar la vida de un niño desde antes de su nacimiento. Más allá, son funciones necesarias para que ese bebé, ese organismo que nace absolutamente dependiente de los cuidados de otro, pueda convertirse en un sujeto. Además, que se oriente y sepa hacer algo para atravesar las dificultades inherentes a la vida y la existencia. 

Si creemos con Jacques Lacan que lo que hay son funciones, la materna y la paterna, esenciales más no esencialistas, entonces estas funciones pueden ser ejercidas por cualquiera. Pueden ser ejercidas por los padres biológicos claro, pero también por una madrastra o un padrastro, por unos abuelos, por tíos, por un docente, cuidador, etc. 

Hacerse cargo

Esto muestra que, más alla de la biología, al ser funciones existen en tanto hay alguien que se hace cargo de llevarlas a cabo. Pero este hacerse cargo no solo incluye el dar de comer, cargar al bebé, asearlo, etc. Se trata sobre todo de eso que va a permitir nombrar y distinguir a ese niño. Estas funciones requieren que el adulto desee hacerlo, desee y ame a ese niño, es en sí un acto de voluntad.

Los genitores, es decir, los que engendran un bebé, nunca son padre o madre automáticamente. Es necesario pasar esto por la simbolización. Si tuvieramos esto presente, si nos hablaran de esto, pienso que sería más fácil y menos angustioso aproximarnos a la noticia de la llegada de un bebé, los cuidados agotadores de los primeros meses, y los sinsabores y retos que están presentes durante todo el encuentro con un hijo. Y me parece que estos retos y aprendizajes solo cambian con el tiempo, pero no desaparecen porque quererse no tiene horario ni fecha en el calendario.

Si nos liberáramos de los esencialismos, y nos dieramos el tiempo de preguntarnos por nuestro deseo en torno a la maternidad o paternidad. Esto implica hablar con nuestra pareja sobre la posibilidad de concebir un hijo, y de cómo pensamos esas funciones, con honestidad y apertura, con menos culpa y expectativa. Entonces, quizá sería todo más llevadero y satisfactorio. Podríamos ejercer la maternidad y la paternidad con mayor libertad, en posición de pregunta. Esto es ir más allá de lo que tradicionalmente se restringe para un hombre y una mujer frente a un niño y la idea de familia.

Saber y sabor de ser padres

Ejercer la maternidad y la paternidad implica un saber que se va construyendo, un saber que siempre será no todo. No se puede saber todo de algo, haber tenido un hijo no conlleva saber todo de ello, el basto desarrollo teórico de la pediatría, psicología, educación, etc., no ha resuelto la imposibilidad de saberlo todo de un niño. Ese saber no es solo teórico, no es una acumulación de conocimiento sobre el parto, el nacimiento, el desarrollo y la infancia. Yo diria más bien que es un saber hacer con un hijo, saber que siempre es único, porque ese hijo en tanto sujeto es singular, y por ello el vínculo que se establecerá con él también será único, y de ello ningún libro puede dar cuenta. 

Ejercer la maternidad y la paternidad implica también un olor, un gesto, una caricia, un ritmo, una mirada, un sonido, un sabor, a veces dulces, y otras no tanto. Aunque se tengan muchos hijos, siempre se tiene uno, más uno, más uno, porque ese encuentro entre los padres y ese hijo es único, con un saber hacer y un sabor singular e irrepetible.

Texto escrito por: Nathaly Ponce Ulloa. Psicoanalista. Miembro de la Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano.

El poder de la autenticidad

“¿Quién soy?” Una pregunta que muchos nos hacemos a lo largo de nuestra vida. La respuesta siempre dependerá de la etapa del ciclo vital en la que nos encontremos. Existe la creencia que si cambiamos, es decir, si modificamos nuestros pensamientos, conductas y sentimientos dejamos de ser nosotros mismos. Aquí entra en juego el poder de la autenticidad.

La verdad es que ser nosotros mismos dependerá de los cambios. Decir que soy la misma persona que cuando tenía 18 años no es cierto. Pasamos por situaciones agradables y desagradables que nos retan e impulsan hacia transformaciones. Entonces, cuando cambio ¿puedo ser más yo? ¿Qué es ser “más yo”? ¿Dónde entra la autenticidad aquí?

Autenticidad

Desde pequeños vamos construyendo una visión de cómo soy yo, cómo son los demás y el mundo que me rodea. Esto está basado en nuestra crianza, la educación académica que recibimos, los viajes que hacemos, la religión que practicamos, entre otras experiencias.

En algunas ocasiones, cuando vamos creciendo y pensamos diferente a nuestro núcleo familiar, solemos ser rechazados. No porque nuestra familia no nos ame, sino porque no pueden o se les hace difícil reconocernos cuando nos comportamos diferente.

Esto no es algo bueno o malo, sólo es. Lo importante de aquí es que si tu sientes que esas cosas que aprendiste ya no resuenan contigo, puedes dejarlo ir. La sensación de culpa o ansiedad que esto genere no se irá, así que hay que hacerlo a pesar del miedo. ¿Para qué? Para acercarnos a ser alguien con quien nos sintamos cómodos, alguien auténtico.

La investigadora y escritora Brené Brown, comenta en su libro “Los Dones de la Imperfección”, que la autenticidad es la práctica diaria de librarnos de lo que creemos que deberíamos ser y abrazar, en cambio, lo que realmente somos (Brown, 2010).

Cambiar para ser “más yo”

Los cambios son importantes y, a la vez, dolorosos. Representan duelos, emociones agradables y desagradables, dolor, alivio, y mucho más. La Psicóloga Isabel Ramírez escribió hace poco, en su cuenta de Instagram, que “crecer es sanar”, y pienso que es cierto. Cuando crecemos, nos damos cuenta que esto que pensaba, creía o sentía ya no resuena conmigo.

“Si cambio, ¿sigo siendo una persona auténtica?” Pienso que sí. Es más, considero que cuando nos cuestionamos nos acercamos a nuestra esencia en ese momento específico de nuestra vida. Los cambios representan adaptación y son sanos. Si cuando me caso me comporto de la misma manera que cuando estaba soltero, no creo que vaya a ser funcional para mí y mi nueva familia, ¿cierto?

¿Te da miedo cambiar? A mí también. Nos estamos despidiendo de una parte de nosotros que nos acompañó por mucho tiempo. Cuando decidas despedirte, puedes darle las gracias y dejarla ir. Sin ella, no seríamos quienes somos ahora.

Autenticidad VS Originalidad


Ahora, la clave no es sentir que todo el tiempo “necesito” cambiar. Esto llegará cuando quieras adaptarte a algo nuevo en tu vida o quieras dejar ir algún patrón de conducta o pensamiento que te hace sentir incómodo contigo.

Los cambios constantes lo hacen las personas que buscan ser originales. Ser original es distinto a ser auténtico. Una persona que busca ser original quiere innovar, crear algo que no existe. Está relacionado con una constante búsqueda de aprobación social y, quizás, no tanta aprobación personal, o sea, de ti mismo.

La autenticidad es poder mostrarme tal cual soy, a veces con mis nuevos cambios. La originalidad es buscar ser algo más. ¿Cuál de las dos posturas prefieres para ti?

Pasos para ser auténtico

Como, seguramente, has escuchado antes: “no existe un manual para ser humanos”. Cada uno tiene su propia esencia, su manera de ver el mundo y su momento de transformación individual. He estado pensando en esto y quisiera mencionar algunos puntos que, quizás, pueden ayudarte en la búsqueda hacia tu autenticidad:

  • Cuestiona tus valores y creencias: “¿Esto sigue siendo así para mí? Me siento incómodo con esta creencia, ¿la puedo modificar?”
  • Habla con alguien: Puedes hablar con algún familiar o amigo cercano sobre las transformaciones que quieres hacer para sentirte más cómodo contigo. También puedes buscar a un profesional de salud mental. Este, contará con herramientas efectivas para que puedas resolver tus dudas acompañado, contenido y seguro.
  • Ten paciencia contigo: Los procesos de transformación toman tiempo. De la noche a la mañana no podemos ver un cambio real. Te paciencia contigo. Poco a poco irás encontrando lo que buscas.
  • Dedícate tiempo: Busca espacios para conocerte mejor y conectar con aquellas cosas que te gustan hacer. Puedes lograrlo poco a poco. Pon una alarma de 30 minutos al día para hacer una actividad que te encante.

No creo en “ser la mejor versión de nosotros mismos”, porque ¿qué significa eso? Son estándares confusos y, a veces, expectativas inalcanzables. Creo en que podemos buscarnos mirando hacia dentro y nos encontraremos. A veces con miedo, ansiedad, estrés, frustración. Y, otras veces, con alegría, esperanza, amor, cariño. También con ambos tipos de emociones. Es lo que nos hace humanos. Aceptarlos nos hace auténticos.

El sentido de tu vida se la das tú. No hay libro de autoayuda ni “gurú” que defina cómo la “debes” vivir. Al final, cada decisión, casa paso que das, busca que sean conscientes. Que los des porque quieres que ese evento, momento o persona influya en tu vida. Búscate en ellos y que ellos se encuentren en ti. Esto es más fácil cuando la máscara se cae y sales tú, tu yo auténtico.

Texto escrito por: Stephanie Smith. Psicóloga.

Referencia:

  • Brown, B. (2010). Los Dones de la Imperfección.
Pataleta

Las pataletas: ¿qué son y cómo prevenirlas?

PataletasUna madre está preocupada por las constantes e intensas pataletas de su hija de 5 años. “¿Cómo una niña de esa corta edad puede tener ese carácter?”, se cuestionaba con desesperación y desconcierto. Esta niña ha tenido dificultades en el pre-escolar debido a intensas y frecuentes pataletas. La impotencia y frustración que podía sentir era compartida por su madre, quien sentía carecer del saber-hacer necesario para calmarla.

¿Cuántos padres se pueden identificar con esta historia? No es fácil verlos berrear y patalear en un restaurante porque quieren un dulce. También ocurren en el hogar, pues se niegan a dormir cuando sus padres le indican, o seguir rutinas. Para empezar, los pataletas son un fenómeno habitual en la infancia.

 ¿Por qué surgen las pataletas?

Las pataletas son de las primeras expresiones de autonomía de los(as) niños(as). Ellos(as) necesitan probar su voluntad y reafirmar su individualidad. Es un proceso muy similar al que ocurre posteriormente en la adolescencia. Usualmente aparecen cuando los niños empiezan a caminar. En ese momento, la expresión de los afectos aún no pasa del todo a través del lenguaje. Las mismas son frecuentes hasta aproximadamente los tres años de edad. Aunque esto puede variar de un niño a otro.

Según Aletha Solter la mayoría de las situaciones que pueden desencadenar una rabieta se clasifican en tres tipos:

  • El infante tiene una necesidad básica (hambre, sed, sueño) que no se puede satisfacer en el momento.
  • El niño cuenta con información insuficiente o errónea sobre la situación en la que se encuentra.
  • El infante necesita descargar tensiones, miedos o frustraciones, que pueden estar relacionadas directamente o no con el evento actual.

En edades tempranas, los niños no presentan una pataleta con el objetivo de molestar o manipular a los padres. Es una de las varias formas que puede tomar la expresión de ciertas emociones en ese momento de su desarrollo. 

Pataletas en niños mayores

Pataleta

Pero qué ocurre en el caso de niños(as) como el caso expuesto anteriormente, quienes se acercan a los cinco años y continúan con sus potentes berrinches. Generalmente, se debe tomar en cuenta se debe a otras causas y se debe considerar el caso por caso. Se debe estar atentos a las siguientes circunstancias:

  • Cambios significativos en la vida del niño, como mudanzas, nacimiento de hermanos, pérdidas, problemas familiar o económicos. En estas situaciones, el niño puede presentar una regresión a un estado anterior ya superado.
  • Poca experiencia de los padres para controlar los episodios y establecer límites claros.
  • Por medio de las rabietas los niños pueden obtener una gratificación inmediata, que no tendrían de otro modo. Pues se les dificulta tolerar las frustraciones diarias.
  • Dificultad para manejar el ímpetu de sus afectos, y/o para expresar en palabras lo que les ocurre.

Es importante observar la frecuencia con la que ocurren los incidentes, y el nivel de intensidad de los mismos. Es posible que un niño tenga pataletas esporádicas pero muy intensas. En algunos casos, los niños pueden hacerse daño. También puede presentar reacciones física que afecten el otras funciones como: la dificultad para respirar y/o el poco control de los esfínteres.

¿Cómo podemos manejar una pataleta?

PataletasEs importante este subtítulo, pues en ocasiones no existe un método para manejar las pataleta en todos los niños. Hay que tratar una pataleta a la vez, aunque se pueden hacer algunas recomendaciones generales.

Lo primero es conservar la calma durante el episodio. Puede ser complicado en cada situación pues como adultos también contamos con situaciones estrenaste fuera del hogar. Sin embargo, esto es primordial en el manejo de las pataletas. Si el adulto también se exalta ante su propia frustración, podría decir o hacer cosas que afecten el vínculo con el niño. Además, es muy probable que el berrinche no se extinga.

La mejor estrategia, aunque no lo parezca, es prestarle la menor atención posible. Al reflejarle al niño más frustración e ira de la que ya siente, la situación irá escalando en intensidad. Se debe tener precaución y comprobar que no corra peligro, se le puede brindar el espacio de que pueda calmarse por sí mismo.

Pregúntese si el motivo de la pataleta puede ser comprensible. Considere el nivel de desarrollo del niño y el problema que enfrenta. Aclárele que aunque usted comprende que es difícil por lo que está pasando, hay otras maneras de expresar lo que siente. En algunos casos, funciona abrazarlas y decirles alguna palabra sencilla que los ayude a calmarse, o devolverles en palabras lo que cree que le puede estar pasando.

La importancia del lenguage

PataletasEs recomendable no ceder, salvo en casos particulares que lo ameritan. La gratificación que obtendrá al explotar de esa manera enviará el mensaje equivocado. Más adelante será quizás el único, o uno de los pocos, mecanismos que tenga el sujeto para hacer su voluntad. Algo muy común en la actualidad, es la utilización de aparatos tecnológicos como consoladores en casos de berrinches.

Sin embargo esto, al igual que ceder, constituye una gratificación inmediata que puede prolongar la aparición de estas conductas. No interviene la palabra y la expresión de los afectos a través del lenguaje, en ninguna de los dos casos. Y ese será el único, o uno de los pocos mecanismos con los que contará el individuo para lidiar con las frustraciones de la vida.

Luego de que el niño ha podido calmarse un poco, es posible tener esa conversación. Se le puede decir que le avise cuando se le pase. Entonces será posible una exploración de lo sucedido. Se debe evitar nombrar al niño con etiquetas con las que luego pueda identificarse. Reforzarle el amor de los padres a pesar de estar enojados con el niño es crucial.

Auto-evaluación de los Padres

En el libro ¿Quién dijo que era fácil ser padres?, de Eva Milicic y Soledad López de Lérida se incluyen algunas preguntas para reflexionar sobre el tema:

  • ¿Le presto suficiente atención a mi hijo(a) cuando está simpático(a) o de buen humor?
  • ¿Conservo el control cuando el/la niño(a) presenta una rabieta?
  • ¿Soy un modelo suficientemente bueno de reacción frente a la frustración?
  • ¿Lo(a) expongo(a) a situaciones muy frustrante con frecuencia?
  • ¿Me pregunto cuál es el origen de la pataleta antes de actuar?
  • ¿Le digo cosas muy negativas sobre su carácter cuando tiene una pataleta?
  • ¿Se sentirá el/la niño(a) suficientemente satisfecho en sus necesidades de atención y afecto?

Pensar sobre estas preguntas en el día de día de los niños puede conducir a un mayor nivel de comprensión y a desenlaces muy distintos para el niño y los padres.

Texto escrito por: Roxana Palacios. Socia fundadora de Vital Minds. Psicoterapeuta psicoanalítica y psicóloga clínica.

Referencias Bibliográficas:

  • Knobel Freud, Joseph. El Reto de Ser Padres. Ediciones B. Edición 2013.
  • Milicic, Neva y Soledad López de Lérida. ¿Quién dijo que Era Fácil Ser Padres?. Editorial Paidós. Edición 2013.
Relaciones e identidad

Relaciones interpersonales e identidad personal

En las relaciones interpersonales, demostramos afecto y ponemos en evidencia nuestras habilidades como seres humanos sociales. Además, movilizamos energía emocional y mental que va arraigada en nuestra narrativa.

Relaciones interpersonalesEn este intercambio de narrativas que se da en las relaciones interpersonales, salen a relucir manifestaciones implícitas, invisibles y únicas de cada quién. Éstas se dan en forma de diálogo o acciones. Debido a esto, surge esa conexión irrepetible entre personas, perspectivas sobre lo que vamos internalizando. Lo cual involucra cómo es el otro y cómo nos sentimos al relacionarnos con otros.

Estamos en un constante tránsito de pensamientos, sensaciones, emociones y percepciones sobre lo que vamos construyendo mentalmente al relacionarnos con otras personas desde distintos roles. Esto crea la posibilidad de una apertura peculiar, llevándonos a indagar y cuestionar en nosotros mismo ciertos aspectos de esa energía emocional que hemos utilizado de manera inconsciente.

Nuestro nivel de autoconocimiento

Relaciones interpersonalesLa posibilidad del auto-cuestionamiento, conlleva que veamos nuestro panorama mental desde un amplio espectro de la genuincidad. Involucra nuestra esencia en cada oportunidad para relacionarnos. ¿Nos conocemos lo suficiente? ¿La entrada o salida de personas a nuestra vida deja más que un vínculo afectivo?

Nuestra personalidad se ve reflejada como nuestro canal propio para conducirnos sobre las vías de las relaciones interpersonales. En estas vías, existen personas que se van cruzando y nos impactan en distintos niveles y/o desde varias dimensiones. Dimensiones que pueden provocar un estremecimiento de nuestra identidad y filosofía de vida.

Podemos identificarnos como lo que somos, porque hemos ido construyendo y moldeando nuestra personalidad a partir de referencias minuciosamente coleccionadas de manera inconsciente, a través del impacto de las relaciones interpersonales.

Capacidad integrativa

La personalidad en la edad adulta es maleable. En este proceso, se ve reflejado el desarrollo cognitivo que hace cristalizar la personalidad al incorporar información. Igualmente, se van editando conceptos que se hilan a las experiencias. Se plasma de manera notoria una naturaleza integrativa.

Interacciones humanas compatibles y no compatibles brindan a las experiencias, sensaciones particulares en cada una de ellas. Esta naturaleza integrativa nos permite sintetizar, al seguir manteniendo el equilibrio de moldear nuestra personalidad a través de relaciones interpersonales.

Traslado de percepciones

Relaciones interpersonalesLa movilización de energía mental y emocional que utilizamos al relacionarnos, puede salir desde nuestros espacios mentales más instintivos. En este intercambio, se hacen disponibles expresiones espontáneas producto de nuestra interioridad. Así como reflejos de procesos psicológicos en los cuales modificamos la percepción de manera inconsciente, para protegernos ante preceptos amenazantes.

Esta percepción modificada puede sentirse como una forma segura y conocida de protegernos. Al relacionarnos, este intercambio se observa como un traslado de percepciones. Sumado a esto, se movilizan de persona a persona desembocando en proyecciones transmisibles de uno a otro.

Proyectar en otros ciertas atribuciones específicas, abre el compás de reconocimiento personal. Esto es característico al dar acceso a un espacio para revaluar el terreno del traslado de información, necesario para completar nuestra identidad. ¿Qué podríamos estar ubicando en otros que nos identifica, y qué otros podrían estar ubicando en nosotros que los identifica?

Posicionamiento de conceptos

Relaciones interpersonalesEl psicólogo, psicoanalista estadounidense Erik Erikson, desarrolló la teoría del desarrollo psico-social a través de etapas. En la misma, describe la estructuración de nuestra personalidad a lo largo del ciclo vital. Erikson mantenía una postura de continuidad, alegando que nos mantenemos en una construcción de identidad constante.

Este movimiento permanente en la revision de la información que adquirimos a través de cada persona y su rol, encapsula los códigos de referencias. Del mismo modo, va ubicando poco a poco de forma cada vez más atinada si nos lo permitimos, nuestros auto-conceptos.

La entrada o salida de personas en nuestra vida deja mucho más que un vínculo afectivo. Permite que posicionemos nuestra personalidad a través de la auto revelación. Al tiempo que va perpetuando cercanía con nuestro mundo interno.

Texto escrito por: Marjorie González. Psicóloga.

Referencias:

  • Teoría de los Procesos de Identidad de Susan Krauss Whitbourne.
  • Las obras de arte incluidas en este artículo fueron creadas por Vita Schagen.
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El sujeto en la depresión

Una depresión para todos

Sujeto en la depresiónEn la actualidad, el trastorno depresivo es una de las afecciones con más incidencia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la principal causa de discapacidad y afecta aproximadamente a 350 millones de personas en el mundo. Este aumento se asocia con diversos factores, entre ellos los avances en la ciencia y el sistema capitalista. Hoy en día con la pandemia por COVID-19, muchas más personas están presentando signos de depresión. Así como ansiedad, como también ha aumentado la ansiedad en tiempos de pandemia.

La depresión como diagnóstico atañe a la psiquiatría y la psicología, disciplinas que toman como referencia los manuales de clasificación de las enfermedades mentales. En ellos se enumeran los síntomas observables que deben cumplirse a modo de checklist. El DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición) presenta los Trastornos Depresivos como aquellos que se caracterizan por la presencia de tristeza, vacío, o afecto irritable, acompañado por cambios somáticos y cognitivos que afectan significativamente la capacidad de funcionar del individuo.

De acuerdo con este enfoque universalista de la depresión, el sujeto queda reducido a una serie de signos que tienen en común el estado de ánimo decaído. Los diferentes trastornos que conforman esta categoría en el manual se distinguen únicamente en la duración y timing de los síntomas. Incluso, se han metido en la misma bolsa otras condiciones como el nuevo Trastorno Dismórfico Premenstrual, ¡aunque usted no lo crea! Al seguir esta línea corremos el riesgo de perder de vista al sujeto, su historia particular y su sufrimiento.

El mandato a gozar

Sujeto en la depresiónLa cultura se fundamenta en la renuncia que cada sujeto hace de sus propias pulsiones, lo que Freud llama “ceder al deseo”. Sin embargo, en nuestra época del consumo, se nos presenta el fenómeno opuesto: un empuje a satisfacer nuestras pulsiones sin control alguno. Podemos tener todo lo que queremos sin demora. La psicoanalista Graciela Sobral plantea en su artículo La Depresión Actual, que hay una decadencia de los simbólico: la palabra, los ideales, la ley y la autoridad. Entonces, estos ideales nos vienen en forma de una exigencia insaciable, y medible en términos de éxito y fracaso. Desde esta perspectiva, la depresión puede pensarse como el reverso de este mandato que no se puede satisfacer. El sujeto se deprime pues no está a la altura de las expectativas de la sociedad.

Para el Psicoanálisis, lo que mueve al sujeto está ubicado en el orden del deseo. Jacques Lacan plantea la depresión como una “cobardía moral”. Sabemos que el sujeto con depresión no es en absoluto un cobarde, Lacan utiliza esta frase para ejemplificar que dicho sujeto no puede sostener su deseo, ni conducir su propia vida como quiere. En la depresión hay un impasse en aquello que causa el deseo en un sujeto. Siguiendo con los planteamientos de Sobral:

“Cuando se desea se encuentra un camino para realizar el deseo que no pasa por la exigencia, en el deseo se trata de un trabajo del propio sujeto que encuentra cierta satisfacción en su realización… que no se parece a la satisfacción directa del objeto del consumo.”

El capitalismo nos impone la ilusión de que los objetos pueden colmar nuestra falta, y de que son completamente accesibles en el mercado. Entonces el superyó actual nos exige consumir infinitamente, trabajar para consumir es su ciclo. El sujeto deprimido es aquel que renuncia por completo a esta carrera, y entonces ya no quiere nada. Esto se manifiesta en una pérdida de interés en toda actividad que antes le producía placer.

La industria farmacéutica y la depresión

Otro factor importante es el avance de la psicofarmacología, como disciplina científica y sector empresarial. El uso de antidepresivos ha aumentado de forma significativamente en las últimas tres décadas. Actualmente, son utilizados para tratar otras afecciones como dificultades para dormir, ansiedad, etc. Esto implica que el estado anímico del sujeto y su sufrimiento dependen enteramente de la cantidad de una sustancia u otra a nivel neurológico.

La prescripción de este tipo de productos es necesario en algunos casos. Sobre todo en aquellos en los cuales está en riesgo la vida de la persona. Más adelante veremos cómo esta prescripción debe estar acompañada de una terapia que apunte también al sujeto, más allá de la cantidad de serotonina y otras sustancias en el cerebro. El problema surge cuando el antidepresivo se presenta como la panacea, o como la única respuesta para un sujeto deprimido. Entonces, el remedio es peor que la enfermedad. El uso de estas sustancias va en la línea de no querer saber sobre el sufrimiento particular de cada individuo. No hace falta hablar nada pues tomándose una píldora resolvemos el problema.

¿Qué hacer frente al sujeto deprimido?

Es importante agregar algunos comentarios sobre las respuestas comunes frente a un sujeto que se muestra deprimido. Principalmente porque Internet está colmado de notas del tipo: “5 cosas para superar la depresión”. En la sociedad que valora la apariencia de felicidad absoluta, tendemos a pensar que una persona en estado depresivo puede cambiar si mejora su actitud. Entonces optamos por animar al sujeto y aconsejarle a ver la vida con una luz más positiva. Esto es contraproducente, pues es más del mismo mandato del Otro a gozar, al que el sujeto deprimido ha renunciado rotundamente.

El desgano presente en la depresión es un enigma para quienes le rodean. Entonces, puede que veamos lo que le ocurre desde nuestra propia perspectiva sin mirar la particularidad de su padecimiento o queja. También podemos sentir culpa o responsabilizarnos por la situación. Esto conlleva a la noción de que podemos hacer algo, ayudarle directamente. Lo cierto es que todos tenemos nuestros límites, y ciertos problemas hay que ponerlos en manos de un profesional idóneo.

Lo particular del sujeto en la depresión

Sujeto en la depresiónPara el Psicoanálisis, la depresión no se concibe como una entidad clínica sino que se ubica dentro de la estructura psíquica del sujeto: neurosis, perversión o psicosis. El psicoanalista debe interrogarse más allá de lo que el sujeto señala en primera instancia. Lacan también propone la “verificación del afecto” en el análisis, pues los afectos sobre algo siempre se refieren a otra cosa.

La elaboración de Sigmund Freud sobre la depresión distingue tres estados clínicamente distintos. Primero está el sentimiento normal de tristeza, que tiene su modelo en el proceso de duelo. El trabajo del duelo se refiere a la operación psíquica que realiza un sujeto ante la pérdida de un objeto de amor o un ideal. El objeto perdido se conserva en lo psíquico, y el sujeto paulatinamente se separa de él para dirigir su vida a otras cosas.

Además, la depresión puede encontrarse como un síntoma en la neurosis o como una queja del sujeto neurótico. Éste puede perder su brillo o valor frente a su otro significativo, cuando: (1) falla su estrategia para ser el objeto del deseo del otro, en el caso de la histeria; o (2) no puede satisfacer las demandas que cree que le hace el otro, en la obsesión. En ambos casos, el sujeto se desprecia a sí mismo y atraviesa por un momento depresivo. Hay en las neurosis otras posibilidades que varían en cada sujeto.

Por último, la depresión en la psicosis se presenta como melancolía, y está regulada por el régimen del narcisismo. En este caso, se dirige al yo del sujeto todos los reproches y el desprecio que corresponden a un objeto perdido con el cual mantenía una relación conflictiva. Otro caso de depresión en la psicosis puede presentarse en el curso de la esquizofrenia.

Como ya mencionamos, hay casos en los que es útil la medicación. Pero es fundamental algún tipo de acercamiento que haga referencia al sujeto. La propuesta del Psicoanálisis apunta a la producción de un estado nuevo, en el cual el individuo pueda enfrentar el dolor de una forma más digna. Más que poner una etiqueta, es necesario escuchar sobre el sufrimiento particular de cada sujeto y tomarlo en cuenta al momento de ofrecer un tratamiento. Culminamos con el planteamiento de Graciela Sobral que resume el trabajo terapéutico de la depresión:

“Cuando el sujeto puede pasar de la queja inicial a la interrogación en relación a lo que queda de su lado, en cuanto a lo que le toca vivir y a la conexión que eso tiene con su propia historia, la vivencia subjetiva cambia. El afecto depresivo comienza a diluirse y en su lugar aparecen otras cosas, más verdaderas: preguntas, dudas, tristeza, rabia, una interrogación sobre la vida y el malestar que es, en definitiva, lo único que permite una rectificación subjetiva, un cambio”.

Texto escrito por: Roxana Palacios. Socia fundadora de Vital Minds. Psicoterapeuta psicoanalítica y psicóloga clínica.

Referencias bibliográficas:

  • Freud, Sigmund (1915). Obras Completas. Duelo y Melancolía. Amorrortu Editores. Buenos Aires, Argentina.